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F. LÓPEZ, G. GONZÁLEZ; S. JIMÉNEZ  ANAL. REAL ACAD. FARM.

extensa e intensa comunicación se han confundido los consejos del maestro,
las inquietudes del compañero y la confianza del amigo.

        Acepten por todo esto, Sras. y Sres. Académicos, la enorme
magnitud de mi doble agradecimiento a esta Real Academia de Farmacia y
en particular a su Director Excmo. Sr. D. Julio Rodríguez Villanueva,
promotor de este acto acordado por la Junta de Gobierno el pasado 23 de
septiembre, al Excmo.Sr. D. Segundo Jiménez Gómez, Académico
coordinador de esta sesión, a la Excma. Sra. Dña. María del Carmen Francés
Causapé académica Secretaria, fedetaria y transmisora de las actividades de
esta Corporación, y al Excmo. Sr. D. Gaspar González González
Académico, leal compañero y amigo del Rector Vian. Gracias, primer lugar,
por que se honra la memoria de mi maestro, vuestro compañero de
corporación y en esta casa, ambas, tan queridas por él como ha demostrado
a lo largo de 28 años de vida académica; y gracias, en segundo lugar, por
haberme distinguido ofreciéndome la oportunidad de glosar la riqueza de la
actividad docente, como profesor y maestro, del doctor Vian.

        La vocación docente de Ángel Vian surgió a la vez que se iba
apasionando por la Química, porque a los 19 años, en 1933, inmediatamente
después de acabar la licenciatura en la Universidad Central, de la mano de
su maestro D. Enrique Moles se incorporaba como ayudante de clases
prácticas a las enseñanzas de Química General, Química Inorgánica y
Electroquímica. Fueron tres años de iniciación a la investigación en
Química Pura en los que, además de realizar los trabajos de la reválida
experimental y los ejercicios para obtener el grado de licenciado, con los
que ganó el Premio extraordinario de licenciatura, confirmó el atractivo de
la enseñanza.

        Los avatares de la Guerra Civil desbarataron sus proyectos
académicos. Por una parte, las tareas y las personas del Instituto Nacional de
Física y química, donde había iniciado su tesis doctoral, se dispersaron; y,
por otra, el tirón del trabajo en la Industria, en la Química Aplicada, que
descubrió ken la fábrica de pólvoras de Murcia, le abrieron una perspectiva
nueva.

        Para interpretar sus decisiones en los años 39-40 hay que reconstruir
el ambiente más crudo de la postguerra de aquel licenciado de 26 años que

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