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F. LÓPEZ, G. GONZÁLEZ; S. JIMÉNEZ  ANAL. REAL ACAD. FARM.

vida- su temple físico y moral y el sentido crítico acompañado por una
contundente capacidad de respuesta. A pesar de ello en la primera oposición
las plazas quedaron vacantes.

        En la segunda, en julio de 1949 D. Enrique Costa Novella, D. Ángel
Vian Ortuño y D. Juan Martínez Moreno ganaron las cátedras de Química
Técnica de las Universidades de Valencia, Salamanca y Sevilla, con lo que
se consolidaba las enseñanzas y empezaba a dar sus frutos el doctorado en
Química Industrial por el que habían luchado D. Emilio Jimeno Gil, D. José
María Fernández Ladreda, D. Antonio Rius Miró y D. José García
Santesmases.

        En aquella España, en este sector de la Industria y en esta
especialidad universitaria todo estaba por hacer, porque el camino recorrido
hasta entonces lo habían preparado profesores afines e ilusionados por el
tema, con la ayuda de textos traducidos con dificultad, pero sin el encaje que
necesitaba la obligatoria recreación de la Industria Química en España al are
de los vientos provocados por el final de la 2ª guerra mundial en la que la
pujanza de la Industria Química alemana abanderada en la Carboquímica
fue sustituida por la arrasadora tecnología del Petróleo.

        El profesor Vian, que vivió siempre las inquietudes de su tiempo,
captó estos problemas y desde su cátedra puso todo su esfuerzo, profesión y
maestría para resolverlos desde la base, en una secuencia coherente y
consecuente con la mentalidad científica, las necesidades técnicas y la
estrategia estructural de la Industria Química.

        Verán Vds., la primera dificultad con que se encontraban los
ingenieros y licenciados, estudiantes y profesionales, al dar sus primeros
pasos para estudiar, comprender y adaptar la tecnología anglosajona era la
de definir las magnitudes y transformar las cuantías de los sistemas técnicas
de unidades. Yo recuerdo todavía mi angustia e inseguridad con aquel factor
gc que nunca utilizaba adecuadamente. El profesor Vian me lo resolvió con
un libro pequeño pero pragmático, se titulaba: “Sistemas de medida y
conversión de fórmulas y cunatías en tecnología química”, fue editado en
aquel 1949. En la reseña bibliográfica publicada en la revista ION se decía:
“El gran valor que tiene esta obra y sobre el mérito que para el autor supone
el haberla realizado ha sido, nada menos, que poner al alcance de todos, de

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