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venenamiento. En este momento ya sabemos que la pretensión de                                                              ANALES
García Márquez es escribir novelas, no exentas de una documenta-
ción previa que la usa según le conviene. De esta forma pone en                                                                RANF
boca de “El General” su experiencia con el arsénico:
                                                                                                                                           www.analesranf.com
         “-«Acabo de renunciar al poder por un vomitivo mal re-
cetado, y no estoy dispuesto a renunciar también a la vida». Años      3.7 Sustancias químicas
antes había dicho lo mismo, cuando otro médico le curó unas fiebres             Los medicamentos de naturaleza química o sintética que
tercianas con un brebaje arsenical que estuvo a punto de matarlo
de disentería” (El general..., p.52).                                  aparecen en las novelas son varios, podemos dividirlos en función
                                                                       de su naturaleza inorgánica y orgánica.
         El láudano también cobra protagonismo en algunas de
las novelas. Se trata de una tintura muy diluida de opiáceos en vino            El permanganato de potasio diluido -en inyecciones o irri-
o alcohol etílico no desnaturalizado con miel, azafrán, especias (40)  gaciones- era la forma más común de tratar las afecciones bleno-
y se usaba para todo tipo de dolores y era de uso doméstico, si bien   rrágicas en el siglo XIX y comienzos del XX (41) antes de que
a grandes dosis era tóxico. En narrador recurre a esta tintura como    aparecieran las sulfamidas y después los antibióticos, como ya in-
forma de suicidio. En su viaje de amor por el Río Magdalena entre      dicamos con anterioridad-. La gonorrea o blenorragia era enfer-
Fermina Daza y Florentino Ariza, éste último recibió un telegrama      medad prevalente y atribuida a la “mala vida”. Esta afección se ha
en la que la joven América Vicuña se había suicidado por celos:        relacionado en Colombia con el crecimiento de las ciudades, la apa-
“América Vicuña, presa de una depresión mortal por haber sido re-      rición de una clase media, un proletariado urbano y un aumento
probada en los exámenes finales, se había bebido un frasco de láu-     de la prostitución en las ciudades (42), aunque décadas antes la en-
dano que se robó en la enfermería del colegio” (Amor..., p.477-478).   fermedad hacía estragos en los ejércitos de Simón Bolívar. Asís des-
                                                                       cribe el narrador estragos y el tratamiento de esta enfermedad:
         La estricnina es un alcaloide presente en la semilla de la
nuez vómica y es una sustancia letal a dosis de partes por millón.             En Cien…, Pilar Ternera somete a Aureliano Segundo a
Pero el coronel Aureliano Buendía parece inmune a los efectos de       “unos ardientes lavados de permanganato y las aguas diuréticas, y
esta sustancia, ya que después de sobrevivir a un pelotón de fusila-   ambos se curaron por separado después de tres meses de sufrimien-
miento, a emboscadas, a atentados e intento de suicidio con un tiro    tos secretos “(p.300-301).
en el pecho, “sobrevivió a una carga de estricnina en el café que
habría bastado para matar un caballo” (Cien..., p.202). El autor es-           En Cien… parece ser un mal social, cuando los trabaja-
tablece la diferencia entre estos dos venenos y los dos personajes,    dores de la bananera United Fruit Company, instalada en los alre-
un frasco que hay que tomar completo para provocar la muerte de        dedores de la Ciénaga y en toda Centroamérica, recibían asistencia
una adolescente, pero para matar al coronel Aureliano Buendía ne-      médica. Sin embargo, el autor no desaprovecha la oportunidad de
cesita algo más contundente, una cantidad grande de estricnina         contar cómo hay médicos ajenos al juramento hipocrático, que tratan
como para matar un caballo, y no lo consigue.                          a las personas como recuas de ganado o como si fueran esclavos:
                                                                       “Los médicos de la compañía no examinaban a los enfermos, sino
        El comienzo de Amor... dice así: “Era inevitable: el olor      que los hacían pararse en fila india frente a los dispensarios, y una
de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los        enfermera les ponía en la lengua una píldora del color del piedra-
amores contrariados... Se trataba de una urgencia por la que había     lipe, así tuvieran paludismo, blenorragia o estreñimiento.” (p.423).
sido llamado el doctor Juvenal Urbino, un caso que había dejado
de ser urgente hace muchos años” (p.11).                                       En Amor…, Tránsito Ariza confundía el cólera con la go-
                                                                       norrea de su hijo: “Pero de todos modos se equivocaba, porque el
         El doctor atiende a un amigo suicida suyo, Jeremiah de        hijo había tenido en secreto seis blenorragias” (p.313). El autor se
Saint-Amour que había respirado vapores de cianuro de oro, porque      “ríe” de un personaje que prometió conservar su virginidad, que se
no quería vivir ningún día más de cumplidos los 60 años por miedo      prolongaría sin él saberlo, nada menos que más de medio siglo,
a la vejez. Consideramos que es una metáfora preciosa y una en-        para entregársela a Fermina Daza.
trada literaria muy brillante, en la aparecen las almendras amargas
-medicinales en cantidades muy diluidas- cuya actividad se debe al              A veces la enfermedad no se cura, sino es por medio de la
ácido cianhídrico o ácido prúsico. Con independencia de considera-     cárcel, como le ocurrió en Crónica…, a uno de los hermanos Vicario
ciones literarias, la belleza de esta entrada queda realzada por la    -asesinos de Santiago Nasar-, un personaje animal, zafio y refrac-
capacidad sensorial que tiene el autor de transmitirnos el olor ca-    tario a cualquier tratamiento, que sólo puede sanarse por métodos
racterístico de esta planta, al mismo tiempo que leemos.               drásticos:

                                                                                “Regresó con una blenorragia de sargento que resistió a
                                                                       los métodos más brutales de la medicina militar, y a las inyecciones
                                                                       de arsénico y las purgaciones de permanganato del doctor Dionisio
                                                                       Iguarán. Sólo en la cárcel lograron sanarlo” (p.71).

          Pharmacy and medicinal plants in the literature:

180 case of García Márquez
          Francisco José González Minero y Luis Bravo Díaz
          An. Real Acad. Farm. Vol. 87. Nº 2 (2021) · pp. 171-184
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