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individuo, en el ser humano supone el periodo más largo
de nuestra vida. Así, desde los 20 años estamos
envejeciendo, siendo la duración de este proceso la que
determina la longevidad de cada persona.
En el concepto de longevidad debemos distinguir la
“longevidad máxima” o “esperanza de vida máxima” de la
“longevidad media” o “esperanza de vida media”. La
longevidad máxima se define como “el total de tiempo de
la vida del individuo que más ha vivido de una especie”, y
no se ha modificado desde que cada especie se instauró en
nuestro planeta. Podemos encontrar insectos con una
longevidad máxima de un día, roedores con cuatro años,
algún molusco con más de quinientos, como la Arctica
islandica, y el ser humano con sus algo más de ciento
veinte años. Es posible que Jeanne Louise Calment, nacida
en Arles, Francia en 1875 y fallecida en 1997, sea con sus
122 años la persona claramente documentada como más
longeva. Respecto a la longevidad media, la misma se
define como “la media de tiempo de vida para una
determinada población que ha nacido en la misma fecha”.
Esta ha aumentado en el caso del ser humano, de forma
evidente en los países desarrollados y especialmente en las y de estilo de vida. Así, tanto genes como ambiente están
últimas décadas. Así, en los datos recogidos en 1990
aparece para España una esperanza de vida media de 78,6
años en mujeres y de 72,5 en los hombres. En 2009 esos
valores eran ya de 84,9 y 78,9, respectivamente. Un país
en el que los individuos alcanzan una gran longevidad es
Japón. En el mismo se ha pasado de 80,2 años y 74,5, para
mujeres y hombres en 1990 a 85,6 y 78,8 en 2009.
Actualmente la esperanza de vida media en Japón y
España es la misma, 84 años.
¿TODOS LOS INDIVIDUOS ENVEJECEN A LA
MISMA VELOCIDAD?
Es evidente que la respuesta a esta pregunta es un
rotundo “No”. Todos conocemos personas que parecen
MARCADORES DE EDAD BIOLÓGICA
La edad cronológica es fácil de medir, pero, como ya
@Real Academia Nacional de Farmacia. Spain
mayores de lo que le corresponde por su edad cronológica,
mientras que otras alcanzan una edad avanzada con salud y
con una apariencia juvenil. Dado que el envejecimiento, de
momento, es inevitable, lo que todos queremos es vivir esa
etapa de la vida en las mejores condiciones.
El proceso de envejecimiento es muy heterogéneo.
Dentro del organismo no envejece a la misma velocidad
unos sistemas que otros, pero tampoco lo hacen los
individuos de un colectivo que han nacido en la misma
fecha. Esto generó ya a mediados del siglo pasado el
concepto de “Edad Biológica”, más representativa que la
“Edad cronológica” para saber cómo está envejeciendo
cada persona.
Esa velocidad a la que se envejece va a depender de
cómo se sea capaz de mantener el estado de salud, lo cual
viene condicionado por el “genoma” y lo que se ha
denominado “ambioma” de cada sujeto. Los genes son los
que heredamos, pero se ha comprobado que ellos influyen
tan solo con un 25 % en ese mantenimiento de la salud. Lo
que más participa en la misma son los factores ambientales
repercutiendo en cada individuo desde el momento de su
concepción, a lo largo de la vida fetal, en la vida postnatal,
durante todo el desarrollo, la edad adulta y el
envejecimiento. Lo que hay que tener presente es que si
bien en la vida fetal y en el primer periodo postnatal
tenemos poca capacidad para controlar nuestro ambiente y
no podemos hablar de estilo de vida, posteriormente, y de
forma especial en el envejecimiento, sí es cada uno
responsable de su estilo de vida, y por tanto, de la salud y
la longevidad que se pueda alcanzar. Lo que se coma y se
beba, la actividad física que se haga, cómo afrontemos las
situaciones cotidianas del estrés de la vida, las relaciones
que establezcamos, son algunas de las cosas que van a
determinar esa longevidad saludable (Figura 1).
se ha indicado falla a la hora de ser un buen indicador de la
velocidad de envejecimiento de cada individuo. Para saber
cómo estamos envejeciendo y cual será por tanto nuestra
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