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paciente del lugar más remoto de África y América los
pequeños comprimidos de Mectizan, para aplicarlos a la
dosis adecuada del modo más sencillo, evaluando el
número de comprimidos a ingerir de acuerdo con la altura,
medida con una colección de varas estándar, sin
intervención médica, por un vecino de la comunidad,
instruido al efecto como colaborador de la lucha contra la
enfermedad, supuso concertar muchas organizaciones:
OMS, Ministerios de Salud estatales, Banco Mundial,
Grandes fundaciones, ONGs… y especialmente las
organizaciones locales y los voluntarios colaboradores.
Relatémoslo, merece la pena.
Merck y la OMS afrontaron el reto que significó
fabricar, llevar y distribuir Mectizan a millones de
personas en los 35 países del área de dispersión de la
enfermedad. A este fin, en 1988, Merck creó un Comité de
Expertos para Mectizan, un grupo independiente de
expertos en medicina tropical y salud pública. Este grupo
analizaba y juzgaba las solicitudes y programás concretos,
con duración mínima de tres años, ampliado más tarde a
cinco, de las ONGs, Ministerios Nacionales de Salud y
agencias locales encargados del suministro gratuito de la
medicina. Hasta la fecha ha dado el visto bueno a
proyectos terapéuticos sobre los focos endémicos de 35
países de África central, Yemen e Iberoamérica.
En 1974 la OMS había creado el programa de control
de la oncocercosis (OCP) financiado por las agencias de
Naciones Unidas UNDP (para el desarrollo) y FAO (para
la agricultura y alimentos), así como el Banco Mundial,
destinado a los 11 países del África occidental: Benín,
Burkina Faso, Costa de Marfil, Ghana, Guinea Bissau,
Guinea, Mali, Niger, Senegal, Sierra Leona y Togo. La
lucha inicial fue exclusivamente frente al vector, con
insecticidas. Desde 1987 en que se implantó la aplicación
de IVM, se hizo combinando ambas medidas o sólo con
IVM. Su éxito lo demuestra el hecho que para el 2002 se
había cortado el ciclo de infección vector/hombre
(Simulium damnosum s.lat./ Oncocherca
volvulus/hombre), salvo en Sierra Leona, por la guerra
endémica que padecía.
En 1988, Merck estableció un convenio de
colaboración con la organización político-benéfica Centro
Carter en Atlanta, transfiriendo a ésta una parte del soporte
administrativo y el seguimiento, evaluación, progreso y
dificultades de los programas en ejecución para las
américas y la elaboración de nuevos programas.
En 1990 se creó la estructura regulatoria MDP (Merck
MECTIZAN® Donation Program) encargada de aprobar la
entrega de ivermectina a las ONGs, órdenes religiosas y
demás servicios sanitarios oficiales o benéficos. El
Secretariado del programa de donación MEC /
MECTIZAN aprueba los proyectos de aquellas ONGs que
demuestren su establecimiento en el terreno, sus medios
adecuados de trabajo y se comprometan en proyectos de al
menos cinco años de duración. Aprobado el proyecto
Merck a través de su Office of Contributions, se encarga
de los trámites logísticos desde la fábrica en Europa al
lugar de aplicación.
@Real Academia Nacional de Farmacia. Spain
En los 19 países del Centro y Este africano, con
oncocercosis en principio menos patógena, la llamada
forma selvática, y aquellos con baja endemicidad,
excluidos de la OCP, sólo las ONGs mediante convenios
particulares con Merck fueron realizando programas
locales de control. Las ONGs, y órdenes religiosas
fundamentalmente de la Iglesia Católica, continuaron con
esta labor humanitaria a pesar de las guerras y rivalidades
en los países afectados. Su labor fue y es encomiable;
allanaron el camino, enseñaron como diagnosticar y
prevenir, y poco a poco, en el transcurrir del tiempo
lograron que su actividad fuera asumida por las
organizaciones locales permanentes. Y continúan en
labores de educación sanitaria, difusión de información,
amén de supervisión y crítica de la gestión incompleta o
incorrecta.
En 1994 el Programa de Desarrollo de Naciones
Unidas (UNDP) el Banco Mundial y el TDR (programa
especial de investigación y formación en Enfermedades
Tropicales de la OMS) modificaron la ejecución final el
Programa de Control de Oncocercosis, instaurando el
sistema CDTI (tratamiento con IVM realizado
directamente por la comunidad, por la aldea y en la aldea).
Los propios afectados organizan el tratamiento dirigido
por un monitor local adiestrado al efecto. No se lo impone
un médico, un extranjero de lengua extraña, es un igual
que conoce y realiza el modo de aplicación, el tiempo y la
dosis adecuada y a las personas. Su éxito ha sido rotundo
ya que así se ha llegado a los lugares más apartados, con
peores accesos, sin alterar la cotidianidad de su vida y
costumbres. Al éxito del programa contribuyó también el
boca a boca favorable al tratamiento bianual o trimestral –
según el grado de prevalencia – ya que las pastillas hacen
que la gente se sienta mejor, expulse sus parásitos, -- los
áscaris, ancilostomas y tricúridos se observan
perfectamente en las heces --, y los varones ven
incrementada su libido, lo que no se sabe si es real o
leyenda. Por otra parte, especialmente en la población
escolar, la desparasitación que supone el tratamiento
preventivo activo también frente a infecciones con
Trichuris trichiura y/o ancilostómidos, revierte el retraso
en el crecimiento físico e intelectual producido por el
parasitismo; aumenta la asistencia al colegio y el
rendimiento escolar. Además de estas mejoras indirectas,
la población aprecia las directamente atribuibles a la falta
de microfilarias emigrando en la dermis: la reducción
drástica del prurito, de las erupciones cutáneas, inicio de
oscurecimiento de las manchas blanquecinas de las áreas
de piel reiteradamente rascadas hasta ocasionar rozaduras
y cicatrices despigmentadas, del aumento de la elasticidad
de la piel y el subsiguiente mejor aspecto, como de
rejuvenecimiento y lo que es más importante, la mejora en
la agudeza visual. Además, un sencillo diagnóstico de
inmunocromatografía que detecta la presencia de antígeno
circulante sirve de control, sin biopsia dérmica, de la
eficacia. Al tiempo, permite la elaboración del mapa real,
tanto del avance del control como de circunstancias
adversas tales como: la incompatibilidad con las
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