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Ivermectina 4. Otras aplicaciones
Se exploran además otras capacidades ya conocidas o
potenciales. Por ejemplo, su contribución al control del
paludismo a través de las campañas de control de la
oncocercosis – véase más adelante - ya que hasta dos
semanas después del tratamiento estándar con IVM los
mosquitos transmisores de la malaria (Anopheles gambiae
en el área de la observación) mueren tras picar a la persona
tratada (26), (27). Lo propio ha sido observado entre los
flebótomos transmisores de Leishmania, lo que podía tener
importancia para aquellas áreas geográficas que por
padecer Oncocercosis y estar sometidas al tratamiento
masivo periódico de la población con IVM padecen
también alguna de las leishmaniosis, Sudan del Sur,
Etiopía, etc. Los Phlebotomos que pican durante un tiempo
de alrededor de una semana tras el tratamiento con IVM no
mueren de inmediato sino que se acorta significativamente
su vida; el efecto parasiticida directo es poco significativo
y sólo sobre los promastigotes (28). Esta actividad
indirecta del tratamiento con IVM adquiere mayor
significado en el control de la enfermedad del sueño ya
que las vacas tratadas con IVM, prescrita para controlar
sus parasitismos gastrointestinales, disminuye
significativamente la supervivencia de las glossinas
(moscas tsetse) (29), lo que desafortunadamente aun no es
significativo hasta que no se seleccionen más razas
bovinas tripanorresistentes. Esta actividad antivectorial es
más difícil que se extienda a la lucha contra Fasciola
hepática o Schistosoma spp., pues aunque la IVM tiene
capacidad molusquicida, afortunadamente por otra parte,
tiene escasa solubilidad en el agua, fijándose al sedimento.
La baja solubilidad en el agua y la fuerte fijación al suelo
limitan sus efectos letales sobre los artrópodos (larvas de
coleópteros y múscidos) que contribuyen a disponer y
eliminar las heces de los animales en el campo, vía por la
que se elimina íntegra la mayoría del fármaco en los
animales tratados. Afortunadamente no actúa sobre hongos
ni es bactericida, salvo para rickettsiales – bacterias
parásitos endocelulares que no están en el suelo- por lo que
la transformación ecológica de las heces, especialmente las
boñigas de vaca, aunque más lentamente, dependiendo de
la temperatura ambiente, también se produce (30),
deshaciéndose con ello la alarma de “un mundo
aboñigado” con el que se llamó en principio la atención
(31).
Se sugiere que la IVM puede, sola o asociada a otros
antimaláricos, jugar un importante papel futuro en el
control de la malaria ya que inhibe, a concentraciones
submicromolares, el transporte desde el citoplasma al
núcleo de proteínas esenciales para la supervivencia del
parásito dentro del eritrocito. Este transporte está mediado
por las carioferinas a/ß (importinas a/ß) dímeros que
cargan con proteínas etiquetadas con las SRPs (partículas-
señal de reconocimiento) y las pasan a través de los poros
nucleares al interior del núcleo, reciclándose al citoplasma
a continuación. La IVM bloquea este proceso, bien
impidiendo la dimerización de las carioferinas o bien la
entrada de la SRPs a través de los poros nucleares (32). En
@Real Academia Nacional de Farmacia. Spain
otro plano, este mismo mecanismo, en este caso en la
célula hospedadora, puede afectar al ciclo endocelular de
virus tales como VHI-1 y virus del Dengue y otros
flavivirus. En el virus VIH-1 a través de las VHI-integrasa
y en los cuatro serotipos de Dengue a través de la
polimerasa NS5 (proteína no estructural 5) (33).
Otro capítulo importante de las futuras aplicaciones de
IVM es su capacidad antitumoral primeramente observada
en leucemias (34), atribuida a la hiperpolarización de la
membrana celular de la célula tumoral ocasionada por la
entrada de iones cloro con aumento de la actividad de
especies reactivas de oxigeno (ROS). Asimismo parece
que sinergiza la acción de fármacos antitumorales activos
por incremento de ROS. Este trabajo pionero está siendo
seguido por numerosa aportaciones de otros grupos
estudiando la actividad antitumoral experimental en cáncer
de cuello de útero y leucemia crónica.
Algunas de las aplicaciones promisorias para controlar,
paliar o tratar enfermedades neurológicas: epilepsia,
Parkinson, drogodependencias, incontinencia, depresión,
etc., etc. como las que describe la patente de Costa y
Diazgranados en 1993 (35), no han sido llevadas, en lo que
conozco, a la práctica clínica. Asumen que IVM en el
sistema nervioso humano actúa más como antagonista que
agonista del GABA; si así fuese, el campo de aplicaciones
del fármaco y sus aliados se expandiría. En relación con
esta hipótesis, sí es cierto que en la profilaxis de los SIDA
avanzados se recomendó en ocasiones la inclusión de IVM
(0,2 mg/kg semanal) como profilaxis de escabiosis,
estrongiloidosis y contribuir al control del estrés, ansiedad
y depresión. En sentido contrario, en la exquisita
prevención de la intoxicación por ingreso masivo de IVM
al SNC hay sólida incompatibilidad medicamentosa con
los inhibidores de proteasas de VIH, así como con las
estatinas, varios de los bloqueadores de los canales de
calcio, glucocorticoides, lidocaína y benzodiacepinas. La
razón básica de estas incompatibilidades estriba en que los
inhibidores de la oxidasa hepática de xenobióticos
CYP3A4 inhiben frecuentemente también la glicoproteína
de transporte (glicoproteína-P) que en los endoteliocitos de
la barrera hemato-encefálica impide el paso a la IVM.
Ivermectina 6. Desarrollo farmacéutico y mercado
Su campo, fructífero por otra parte, se sigue ciñendo al
control de los parasitismos por nematodos y artrópodos,
con excepciones, tanto de los animales domésticos, su
mayor mercado, como del hombre.
Lo que ha sido extraordinario, ante las perspectivas de
mercado, es el escalado farmacéutico industrial de estos
antibióticos antiparasitarios. La fusión endémica entre
empresas farmacéuticas deja el mercado de estas lactonas
macrocíclicas, en los momentos actuales, en tres únicas
compañías: Merck & Co., Zoetis (recientemente separada
de Pfizer) y Novartis. A la primera empresa pertenecen los
medicamentos en sus diversas presentaciones por vía de
administración y especie, cuyos principios activos son
ivermectina para uso veterinario y humano, abamectina
para uso veterinario o como pesticida y emamectina
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