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Envejecimiento
cerebral
normal
y
patológico
…
aumento
en
EA.
Los
incrementos
a
partir
de
2025
se
han
corregido
al
alza
teniendo
en
cuenta
que
los
“baby
boomers”,
los
niños
nacidos
en
gran
número
tras
el
fin
de
la
segunda
guerra
mundial,
cumplen
80
años
en
esa
fecha
(3,
4).
En
2010,
en
España
existían
0,4
millones
de
enfermos
EA
y
se
preveían
0,7
millones
en
2030
y
1,6
millones
en
2050,
agravándose
el
problema
socio--sanitario
y
económico
español
por
la
drástica
disminución
de
la
población
más
joven
que
debería
actuar
tanto
como
“cuidador”
directo
del
enfermo
EA
como
de
“sostén”/”financiador”
del
sistema
socio--sanitario.
Para
enfrentarse
a
los
problemas
que
esta
situación
plantea,
trabajan
con
especial
empeño
la
medicina
preventiva
y
la
planificación
socio--sanitaria.
Pero
para
actuar
lo
más
eficazmente
en
estos
dos
ámbitos
es
absolutamente
necesario
conocer
con
la
mayor
exactitud
posible
los
casos
que
realmente
deberán
ser
atendidos
en
una
época
determinada,
tanto
en
los
aspectos
preventivos
como
paliativos.
Los
resultados
de
los
estudios
en
diversos
campos
de
los
últimos
años
sobre
el
envejecimiento
cerebral
humano
y
las
patologías
demenciales
concurrentes
obligan
a
revisar
nuestras
previsiones
sobre
la
población
de
mayores
de
60
años
que
ha
aumentado
enormemente
su
límite
de
supervivencia.
No
sólo
debemos
basar
las
actuaciones
en
los
datos
epidemiológicos
sobre
las
enfermedades
demenciales,
sino
también
en
los
nuevos
hallazgos
sobre
la
patogenia
de
la
EA
y
otras
demencias
y
en
las
posibilidades
terapéuticas
para
combatirlas,
tanto
preventiva
como
curativamente.
En
lo
que
respeta
a
la
EA,
muchos
de
los
nuevos
conceptos
sobre
la
enfermedad
(5,
6)
han
puesto
de
manifiesto
la
posible
existencia
de
diferentes
fases,
entidades
patológicas
y/o
subtipos
de
EA
(EA
típicas
y
EA
atípicas)
que
pueden
imbricarse
de
distintas
formas,
bien
como
fases
consecutivas
de
un
proceso
continuado
de
mayor
entidad
que
lleva
a
la
EA
terminal,
o
bien
como
formas
involutivas
o
patologías
alternativas
en
la
degeneración
senil
del
cerebro
(7--9).
Así
mismo,
la
diversidad
y
complejidad
de
las
alteraciones
neuropatológicas
y
neuroquímicas
que
se
van
describiendo
nos
proporcionan
un
mosaico
de
posibilidades
de
nuevos
diagnósticos
de
entidades
todavía
no
bien
definidas
pero
que
expresan
la
posible
existencia
de
diversos
cursos
patogénicos,
o
“cascadas”
patogénicas,
que
se
pueden
imbricar
en
algunos
puntos
de
la
involución,
y
que
sólo
tienen
en
común
el
deterioro
final
total
de
los
circuitos
cognoscitivos
cerebrales
que
subyace
en
la
demencia
terminal
(10--12).
En
la
presente
revisión
se
va
a
tratar
una
de
las
cuestiones
de
mayor
interés
en
las
demencias
tipo
EA:
¿existe
un
envejecimiento
cerebral
normal
sin
demencia
y
otro
patológico
con
demencia
tipo
EA?,
o
por
lo
contrario,
¿existe
sólo
un
envejecimiento
progresivo
donde
de
manera
continuada
se
pasa
por
fases
seniles
sin
demencia
a
otras
con
alteraciones
cognoscitivas
leves
y
que
finaliza
en
lo
que
ahora
consideramos
la
EA
terminal?.
Aceptar
uno
u
otro
postulado
supone
un
gran
cambio
de
estrategia
tanto
en
la
política
sanitaria
como
en
medicina
preventiva.
En
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