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A.I.
Fraguas--Sánchez
&
al.
cannabinoides
en
esta
patología
no
está
del
todo
esclarecido,
algunos
cannabinoides
como
el
THC
parecen
presentar
utilidad
en
esta
enfermedad
al
aumentar
la
disponibilidad
de
acetilcolina
y
reducir
la
acumulación
de
ß--amiloide
(56--58).
--
Parkinson:
el
Parkinson
es
una
patología
neurodegenerativa
en
la
que
se
produce
una
pérdida
de
neuronas
dopaminérgicas
en
la
sustancia
nigra.
El
potencial
terapéutico
de
los
cannabinoides
en
esta
enfermedad
presenta
más
controversia.
Mientras
hay
estudios
que
indican
que
son
capaces
de
mejorar
los
síntomas
parkinsonianos
al
incrementar
la
trasmisión
dopaminérgica,
otros
indican
que
carecen
de
efecto.
Lo
que
sí
está
más
esclarecido
es
su
capacidad
para
revertir
la
discinesia
producida
por
Levodopa
(1,50).
5.4.
Cáncer
Los
cannabinoides
se
están
empleando
satisfactoriamente
en
el
tratamiento
de
los
efectos
adversos
asociados
al
cáncer
y
los
tratamientos
antitumorales
tales
como
náuseas,
vómitos,
falta
de
apetito,
pérdida
de
peso
y
dolor.
El
dronabinol
(THC
sintético)
y
la
nabilona
están
comercializados
para
combatir
y
prevenir
las
náuseas
y
vómitos
asociados
a
quimioterapia
y
radioterapia
(59,60).
Pero,
con
independencia
de
este
uso
paliativo
en
la
terapia
anticancerosa,
algunos
cannabinoides
como
el
THC,
CBD,
CBG,CBC,
CBDA
y
?8--THC,
han
demostrado
tener
un
efecto
antitumoral
per--se
(29),
al
inhibir
el
crecimiento
descontrolado
de
las
células
tumorales
(por
inducción
de
apoptosis
e
inhibición
de
la
proliferación
celular)
e
impedir
la
angiogénesis
y
metástasis
tumoral
disminuyendo
e
inhibiendo
la
adhesión
e
invasión
de
las
células
tumorales.
Estos
efectos
se
han
observado
en
muchos
tipos
de
cáncer
como
pulmón,
mama,
próstata,
colón,
hígado,
piel,
glioblastomas,
leucemias
y
linfomas
(29,59,61).
En
cuanto
a
los
mecanismos
responsables
de
la
acción
antitumoral
no
están
del
todo
esclarecidos,
aunque
parecen
implicados
tanto
receptores
específicos
para
cannabinoides
(CB1
y
CB2)
como
receptores
independientes
como
el
receptor
TPRV1
(29,22).
Por
otro
lado,
en
algunos
estudios
realizados
con
THC
se
ha
observado
un
efecto
bifásico
sobre
las
células
tumorales,
de
manera
que
a
baja
concentración
incrementa
la
proliferación
tumoral
y
a
concentraciones
más
elevadas
la
inhibe.
Este
efecto
positivo
sobre
la
proliferación
celular
parece
deberse
a
la
activación
de
receptores
CB2
que
disminuiría
la
respuesta
inmunitaria
frente
al
tumor
favoreciendo
su
crecimiento
(59).
Por
lo
tanto,
aunque
por
ahora
los
resultados
son
prometedores,
son
todavía
muchos
los
estudios
necesarios
para
definir
con
claridad
el
uso
de
los
cannabinoides
en
el
tratamiento
del
cáncer.
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