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Almudena
Gómez--Hernández
&
al.
obesos,
relacionándose
dicho
aumento
con
el
desarrollo
de
resistencia
a
la
insulina
(58,
59).
Por
un
lado,
el
TNF--a
activa
la
lipólisis
e
inhibe
los
niveles
de
LPL
y
GLUT--4
como
un
mecanismo
que
trata
de
reducir
el
tamaño
excesivo
de
los
depósitos
grasos.
Sin
embargo,
los
niveles
altos
de
TNF--a
en
el
tejido
adiposo
podría
deberse
a
alguna
de
las
alteraciones
metabólicas
asociadas
a
la
obesidad
como
es
la
resistencia
a
la
insulina.
Así,
el
TNF--a
aumenta
los
niveles
de
ácidos
grasos
libres,
reduciendo
la
sensibilidad
a
insulina,
y
tiene
un
efecto
inhibidor
directo
en
la
acción
de
la
insulina
en
el
hígado,
incrementando
la
producción
de
glucosa
hepática
(60,
61).
Sin
embargo,
las
acciones
biológicas
del
TNF--a
podría
estar
influenciadas
por
la
expresión
de
dos
receptores:
p60
TNFR
(TNF--R1)
y
p80
TNFR
(TNF--R2).
La
expresión
de
TNF--R1
está
positivamente
correlacionada
con
el
índice
de
masa
corporal
y
el
tamaño
de
los
adipocitos,
mientras
que
la
expresión
de
TNF--R2
muestra
asociaciones
positivas
con
la
concentración
circulante
de
insulina
y
triglicéridos
(62).
Así,
interfiriendo
la
vía
de
señalización
del
TNF--a
se
protege
la
resistencia
a
la
insulina
inducida
por
obesidad
(63).
La
neutralización
del
TNF--a
usando
un
anticuerpo
monoclonal
reduce
los
niveles
de
glucosa
del
modelo
murino
diabético
KKAy
(64)
y
mejora
el
control
glicémico
en
pacientes
con
diabetes
tipo
2
(65).
Del
mismo
modo,
el
tratamiento
con
un
anticuerpo
anti--TNF--a
durante
seis
semanas
redujo
la
hiperglucemia
en
el
ayuno,
la
intolerancia
a
la
glucosa
y
mejoró
la
sensibilidad
a
la
insulina
en
el
tejido
adiposo
blanco
visceral,
principalmente
en
el
compartimento
gonadal,
del
ratón
BATIRKO
de
52
semanas,
que
presenta
un
aumento
de
la
adiposidad
asociado
a
una
lipoatrofia
marrón
severa.
En
este
modelo,
el
tratamiento
con
anti--TNF--a
redujo
la
activación
de
NF--
?B
en
ambos
tejidos
adiposos,
y
la
expresión
de
moléculas
controladas
por
dicho
factor
de
transcripción
tanto
en
el
tejido
adiposo
blanco
gonadal,
en
el
tejido
adiposo
marrón
así
como
en
la
aorta.
Además,
las
alteraciones
vasculares,
como
la
resistencia
a
la
insulina
vascular,
y
disfunción
vascular
fueron
revertidas
por
el
tratamiento
con
anti--TNF--a
(66).
El
angiotensinógeno
y
el
inhibidor
del
activador
del
plasminógeno
(PAI--1)
son
moléculas
secretadas
también
por
los
adipocitos
y
cuya
expresión
génica
está
aumentada
en
situaciones
de
obesidad
(67,
68),
teniendo
un
efecto
deletéreo
sobre
la
función
vascular.
Además,
otro
componente
del
sistema
renina--angiotensina
que
también
tiene
el
adipocito
es
la
angiotensina
II,
que
posee
un
efecto
estimulante
sobre
la
diferenciación
del
tejido
adiposo
y
tiene
su
implicación
en
la
regulación
de
la
adiposidad
debido
a
sus
acciones
lipogénicas
(69).
En
relación
a
la
secreción
de
PAI--1
por
el
tejido
adiposo,
se
ha
observado
una
mayor
producción
en
la
grasa
visceral
que
en
la
grasa
subcutánea.
En
este
sentido,
los
niveles
de
PAI--1
estaban
aumentados
en
la
obesidad
central
relacionándose
con
las
alteraciones
vasculares
asociados
a
la
misma
(68).
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