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Papel
del
tejido
adiposo
blanco,
marrón
y
perivascular…
La
leptina
es
una
hormona
secretada
principalmente
por
los
adipocitos
teniendo
un
papel
relevante
en
la
regulación
del
peso
corporal
a
través
de
sus
efectos
centrales,
sobre
el
apetito
y
periféricos,
sobre
el
gasto
energético
(42).
La
concentración
de
leptina
circulante
disminuye
en
condiciones
de
ayuno
o
restricción
calórica
y
aumenta
en
respuesta
a
la
ingesta,
principalmente
en
respuesta
a
glucosa
(43,
44).
Sin
embargo,
la
gran
mayoría
de
pacientes
obesos
presentan
concentraciones
elevadas
de
leptina
y
están
aumentados
en
relación
al
grado
de
adiposidad
y
de
hiperinsulinemia,
lo
que
ha
llevado
al
concepto
de
leptinorresistencia
(45).
Esta
hiperleptinemia
ha
sido
involucrada
en
la
insulinorresistencia
del
obeso
a
través
de
alteraciones
en
la
fosforilación
del
receptor
de
la
insulina
(46).
Otra
de
las
hormonas
secretadas
por
los
adipocitos
que
participa
en
el
control
de
la
ingesta
es
la
adiponectina
(Acrp30/AdipoQ).
Es
una
adipocitoquina
implicada
en
la
regulación
del
metabolismo
energético
del
organismo,
ya
que
estimula
la
oxidación
de
ácidos
grasos,
reduce
los
triglicéridos
plasmáticos
y
mejora
el
metabolismo
de
la
glucosa
mediante
un
aumento
de
la
sensibilidad
a
la
insulina
(47).
En
diversos
estudios,
se
ha
observado
hipoadiponectinemia
en
pacientes
con
obesidad,
diabetes
mellitus
y
arteriopatía
coronaria
(48,
49).
Además
de
sus
propiedades
antidiabetogénicas,
la
adiponectina
posee
un
efecto
antiaterogénico
y
también
tiene
una
relación
inversa
con
otros
factores
de
riesgo
como
la
presión
arterial,
el
colesterol
total
y
las
lipoproteínas
de
baja
densidad
(LDL)
(50--53).
Los
estudios
transversales
de
población
muestran
que
concentraciones
bajas
de
adiponectina
están
relacionadas
con
un
aumento
del
perfil
de
riesgo
metabólico
y
cardiovascular
(54,
55).
Recientemente,
se
ha
identificado
una
nueva
molécula,
la
resistina,
secretada
por
los
adipocitos
maduros
y
que
podría
ser
el
nexo
de
unión
entre
la
obesidad
y
el
desarrollo
de
resistencia
a
la
insulina
(56).
En
roedores
parece
estar
clara
su
implicación
en
la
resistencia
a
la
insulina.
Sus
niveles
circulantes
se
incrementan
durante
la
obesidad,
su
bloqueo
mejora
la
homeostasis
de
la
glucosa
y
su
administración
ejerce
un
efecto
negativo
sobre
los
tejidos
diana
de
la
insulina.
En
humanos,
sin
embargo,
el
papel
de
la
resistina
no
está
ni
mucho
menos
esclarecido,
y
los
trabajos
publicados
son
bastante
contradictorios.
Parece
que
esta
hormona
podría
ejercer
algún
papel
en
la
respuesta
inflamatoria
debido
a
su
mayoritaria
expresión
en
células
mononucleares
(57).
Se
requieren,
por
tanto,
nuevos
estudios
para
determinar
el
papel
de
esta
molécula
tanto
en
la
obesidad
como
en
la
resistencia
a
la
insulina.
Diversas
citoquinas
proinflamatorias
son
secretadas
por
distintos
tipos
celulares
incluidos
los
adipocitos.
Tienen
una
acción
paracrina
o
autocrina
en
el
propio
tejido
y
participan
en
la
respuesta
inflamatoria
local
que
se
produce
en
los
adipocitos
de
pacientes
obesos.
Se
ha
descrito
que
los
niveles
de
TNF--a
en
el
adipocito
están
correlacionados
positivamente
con
el
tamaño
de
los
depósitos
adiposos.
Además,
la
expresión
del
RNA
mensajero
del
TNF--a
está
aumentada
en
el
tejido
adiposo
de
distintos
modelos
murinos
de
obesidad
y
diabetes
y
de
pacientes
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