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Lípidos
y
diabetes
tipo
2
LA
REGULACIÓN
TRANSCRIPCIONAL
DE
SREBP--
1C
COMO
DIANA
TERAPEÚTICA
De
acuerdo
con
el
modelo
mostrado
en
la
Figura
3,
la
diabetes
es
la
consecuencia
del
círculo
vicioso
que
forman
la
sobreproducción
de
lípidos
en
el
hígado
y
la
sobreproducción
de
insulina
por
el
páncreas.
Siguiendo
este
razonamiento,
la
reducción
de
la
síntesis
hepática
de
ácidos
grasos
podría
ayudar
a
revertir
el
proceso
y
aumentar
la
sensibilidad
a
insulina.
Si
además
se
considera
la
importancia
en
la
síntesis
de
grasos
de
la
regulación
transcripcional
por
SREBP--1c,
tanto
la
disminución
de
la
síntesis
o
activación
de
este
podría
resultar
efectiva
en
el
tratamiento
de
la
diabetes.
Se
conocen
diversos
ejemplos
de
compuestos
que
son
capaces
de
inhibir
la
expresión
de
SREBP--1c,
entre
ellos
algunos
productos
naturales
presentes
en
la
uva
o
en
el
aceite
de
pescado
(72,
73).
Algún
fármaco
antidiabético,
como
la
metformina,
posee
también
este
efecto,
al
igual
que
AICAR,
un
inhibidor
de
la
proteína
quinasa
dependiente
de
AMP
,
aunque
al
poseer
ambos
este
último
efecto,
es
difícil
atribuir
el
efecto
antidiabético
exclusivamente
a
la
regulación
de
SREBP--
1c
(50).
Los
receptores
nucleares
pueden
desempeñar
un
papel
importante
en
la
regulación
de
los
procesos
que
conducen
a
la
resistencia
a
insulina
y,
de
hecho,
algunos
de
sus
ligandos
se
utilizan
para
el
tratamiento
de
la
diabetes.
Desde
hace
bastante
tiempo
se
conoce
el
efecto
diabetógeno
de
los
glucocorticoides,
cuyo
receptor
disminuye
la
secreción
de
insulina
por
el
páncreas,
así
como
la
síntesis
de
componentes
esenciales
de
la
cascada
de
señalización
(67).
Asimismo,
los
receptores
de
oxisteroles
(LXR)
favorecen
la
formación
de
hígado
graso
no
alcohólico,
probablemente
vía
un
aumento
de
la
expresión
de
SREBP--1c
(68).
Paradójicamente,
algunos
agonistas
sintéticos
de
LXR
pueden
tener
efecto
antidiabético,
un
efecto
que
se
ha
atribuido
a
un
aumento
de
la
expresión
de
Glut4
en
los
tejidos
periféricos(69).
Por
el
contrario,
los
fibratos
y
las
tiazolidinodionas,
agonistas
de
PPAR
alfa
y
gamma
respectivamente,
tienen
un
efecto
beneficioso
sobre
la
sensibilidad
a
insulina
y
son
ampliamente
utilizados
en
clínica
(70,
71).
Aunque
en
muchos
casos
solamente
se
conoce
el
efecto
de
los
receptores
nucleares
en
los
modelos
murinos,
su
acción
se
mantiene
en
aquellos
que
ya
han
sido
trasladados
a
modelos
humanos
(Tabla
1).
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