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Riesgos
sanitarios
de
la
contaminación
de
suelos
puede
desplazarse
con
los
movimientos
del
agua,
distinguiéndose
en
este
caso
las
fracciones
menos
densas
del
agua,
que
“flotan”
en
la
capa
límite
de
saturación,
de
las
más
densas,
que
emigrarían
hacia
el
fondo
de
los
acuíferos.
También
podría
existir
una
fracción
volátil
que
emigraría
en
forma
de
vapor
hacia
las
capas
más
superficiales
del
suelo
(Mackay
y
Cherny,
1989).
Los
materiales
particulados
pueden
movilizarse
con
el
agua
del
suelo
con
los
flujos
subsuperficiales
rápidos,
desplazamientos
que
tienen
en
general
poca
importancia.
Más
importante,
aunque
menos
conocido,
es
el
desplazamiento
de
los
virus
y
bacterias
con
el
agua
el
suelo
y
que
tienen
un
comportamiento
hidrodinámico
similar
a
las
partículas
de
suelo.
En
el
caso
de
las
bacterias
sus
desplazamientos
pueden
quedar
muy
limitados
por
su
tamaño
(Crane
et
al.,
1983).
Lo
que
se
entiende
como
poder
depurador
del
suelo
frente
a
los
desplazamientos
de
bacterias
(concepto
ampliamente
utilizado
en
la
gestión
de
las
fosas
sépticas
con
vertido
al
suelo)
dependería
de
esta
relación
de
tamaños.
Lógicamente,
este
poder
depurador
del
suelo
sería
mucho
menor
frente
a
los
virus
que
presentan
tamaños
muy
inferiores
y
de
los
que
se
constatan
desplazamientos
superiores
a
1
Km.
(Rao
y
Melvick,
1987).
c)
Transporte
en
la
fase
gaseosa.
Los
compuestos
con
presión
de
vapor
alta
tienden
a
concentrarse
en
la
fase
gaseosa
del
suelo
y,
a
través
de
esta,
a
ponerse
en
contacto
con
la
atmósfera
exterior.
Los
tres
tipos
fundamentales
de
flujo
gaseoso
del
suelo
son:
convectivo,
que
está
controlado
por
los
movimientos
y
cambios
de
presión
de
la
baja
atmósfera;
difusivo,
que
está
gobernado
por
los
gradientes
de
concentración;
y
termodifusivo,
que
implica
además
a
los
gradientes
de
temperatura.
Todos
ellos
generan
un
flujo
continuo
de
salida
de
la
atmósfera
del
suelo
hacia
el
aire
exterior
que
será
tanto
más
intenso
cuanto
mayor
sea
la
concentración
y
presión
de
vapor
del
producto
contaminante,
mayor
la
turbulencia
y
ventilación
en
la
superficie
del
suelo
y
más
intenso
el
gradiente
de
temperaturas.
Además,
existe
otro
factor
importante
en
la
salida
de
contaminantes
a
la
atmósfera
exterior
que
es
la
presencia
de
agua
en
fase
de
vapor,
de
tal
manera
que
aquellos
productos
que
unen
a
una
presión
de
vapor
alta
un
coeficiente
de
reparto
agua--
suelo
bajo,
pueden
ver
estimulada
de
forma
importante
su
salida
hacia
el
exterior
en
condiciones
de
una
intensa
dinámica
evaporante
del
agua
(Jury
et
al.,
1987).
En
conclusión,
se
podría
resumir
que
los
suelos
secos,
compactos
y
fríos
ofrecen
mayores
resistencias
para
que
los
contaminantes
volátiles
entren
en
contacto
con
la
atmósfera.
Exposición
de
los
receptores
a
los
productos
contaminantes
La
condición
en
la
que
un
determinado
producto
entra
en
contacto
con
los
límites
externos
de
un
ser
humano
es
lo
que
se
conoce
como
exposición
(EPA,
1992).
Esta
se
produce
después
de
que
el
contaminante
que
llega
al
suelo
experimentó
complejos
procesos
de
transformación
y
transporte
por
lo
que
las
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