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J.M.
Ortiz
Melón
(el
cociente
entre
la
concentración
que
produce
efectos
secundarios
y
la
concentración
necesaria
para
matar
las
células
tumorales)
es
baja,
sobre
todo
en
el
caso
de
los
tratamientos
convencionales
no
dirigidos.
Pequeños
cambios
en
las
concentraciones
circulantes
de
estos
fármacos
pueden
tener
gran
importancia
entre
la
reducción
sustancial
del
tumor
y
efectos
colaterales
intolerables.
El
conocimiento
del
estado
de
los
genes
que
codifican
los
enzimas
que
metabolizan
dichos
fármacos
podría
mejorar
sustancialmente
los
resultados
del
tratamiento,
al
informar
sobre
la
dosificación
mas
adecuada.
Idealmente
este
conocimientos
de
los
genes
debe
ir
acompañado
de
medidas
farmacocinéticas
de
las
concentraciones
de
fármacos
en
cada
paciente.
Genómica
del
cáncer
y
otros
modos
de
reducir
la
mortalidad
Cuando
pensamos
en
la
erradicación
del
cáncer
pensamos,
por
lo
general,
en
la
curación
de
los
casos
avanzados,
es
decir,
de
aquellos
que
no
pueden
ser
curados
por
cirugía
porque
han
metastatizado.
Sin
embargo,
esta
es
una
curiosa
manera
de
pensar
acerca
de
una
enfermedad
que
difiere
de
otras.
Así,
cuando
pensamos
en
enfermedades
cardiovasculares
o
infecciosas,
consideramos
maneras
de
prevenir
la
enfermedad
en
lugar
de
pensar
sólo
en
curar
con
fármacos,
las
situaciones
mas
avanzadas.
En
la
actualidad,
no
hay
medios
mejores
para
curar
la
polio
o
el
infarto
masivo
de
miocardio
que
había
hace
mil
años.
Sin
embargo,
podemos
prevenir
estas
enfermedades
con
eficacia
(vacunas)
o
reducir
su
incidencia
(cambios
en
la
dieta
,
estatinas)
o
mitigar
su
severidad
(stents,
agentes
trombolíticos)
y
por
tanto,
conseguir
un
impacto
importante
en
su
morbilidad
y
mortalidad.
Esta
aproximación
de
tratar
sólo
de
la
curación
del
cáncer
avanzado
podría
haber
sido
lógica
hace
50
años,
cuando
la
patogénesis
molecular
del
cáncer
era
misteriosa.
Pero
esta
idea
no
es
aceptable
en
la
actualidad.
Conocemos
con
precisión
las
causas
del
cáncer:
una
serie
secuencial
de
alteraciones
en
genes
bien
definidos
que
alteran
la
función
de
un
número
pequeño
de
rutas
de
señalización
celular.
Mas
aún,
sabemos
que
este
proceso
tarda
décadas
en
desarrollarse
y
que
el
estado
incurable,
metástasis,
tiene
lugar
unos
pocos
años
antes
que
la
muerte.
En
otras
palabras,
del
millón
de
personas
que
muere
de
cáncer
cada
año,
la
mayoría
de
ellos
muere
sólo
porque
sus
cánceres
no
fueron
detectados
en
el
primer
90%
de
su
desarrollo,
cuando
era
posible
su
eliminación
por
la
cirugía.
El
nuevo
conocimiento
de
la
genómica
del
cáncer
permite
la
búsqueda
de
tratamientos
mas
eficaces
en
el
estado
avanzado,
pero
no
ha
trascendido
a
otros
campos
de
la
lucha
contra
el
cáncer.
Un
conjunto
limitado
de
genes
drivers
y
de
rutas
de
señalización
es
responsable
de
la
mayor
parte
de
los
cánceres,
y
estos,
ofrecen
un
gran
potencial
para
el
diagnóstico
temprano.
Los
genes,
los
productos
que
codifican
estos
genes
y
los
productos
finales
de
las
rutas
afectadas,
son
en
principio
detectables
de
muchas
maneras,
incluyendo
análisis
de
fluidos
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