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J.
R.
Lacadena
y
F.
Mayor
Menéndez
mediante
la
obtención
y
transferencia
de
células
beta
pancreáticas
a
partir
de
células
iPS
(36).
En
2010,
Yamanaka,
Okano
y
colaboradores
(37)
obtuvieron
neuroesferas
“seguras”
(que
no
inducen
tumorogénesis)
derivadas
de
células
iPS
que
originaban
in
vitro
neuronas,
astrocitos
y
oligodendrocitos
de
ratón
electrofisiológicamente
funcionales.
Además,
cuando
dichas
neuroesferas
“seguras”
eran
trasplantadas
a
la
médula
espinal
de
un
ratón
9
días
después
de
haberle
producido
el
daño,
se
diferenciaban
en
los
tres
linajes
celulares
neurales
sin
formar
teratomas
ni
tumores,
participando
en
la
remielización
e
inducción
del
recrecimiento
axonal
de
las
fibras
serotonérgicas,
contribuyendo
a
la
recuperación
de
la
función
locomotora.
Aplicación
terapéutica
en
humanos
Estas
investigaciones
suponen
un
paso
adelante
esperanzador
en
la
posible
utilización
de
células
iPS
en
la
terapia
celular
humana
del
futuro,
obviando
los
problemas
éticos
de
la
manipulación
de
embriones.
La
aplicación
terapéutica
de
las
células
iPS
podría
plantearse
en
tratamiento
clínicos
in
vivo
sobre
los
pacientes
que
necesitarán
disponer
de
las
garantías
suficientes
que
eviten
efectos
secundarios
nocivos
como
puede
ser
la
producción
de
tumores
o
en
experimentos
de
laboratorio
in
vitro
según
el
modelo
de
“enfermedades
en
placa
petri”
que
permitan
conocer
los
procesos
de
la
enfermedad
o
realizar
pruebas
toxicológicas
para
el
desarrollo
de
nuevos
fármacos.
Efectivamente,
en
2008,
Eggan
y
colaboradores
(38)
lograron
mediante
la
técnica
de
inducción
de
células
iPS
generar
in
vitro
a
partir
de
fibroblastos
de
piel
células
nerviosas
motoras
en
un
paciente
de
82
años
que
padecía
esclerosis
lateral
amiotrófica
(ELA),
que
son
precisamente
las
células
dañadas
por
la
enfermedad.
La
técnica
consistió
en
introducir
en
los
fibroblastos
los
genes
Klf4,
Sox2,
Oct4
y
c--
Myc
utilizando
como
vector
un
retrovirus.
También
Park
y
colaboradores
indujeron
la
obtención
de
células
iPS
en
casos
de
distrofia
muscular
y
de
la
enfermedad
de
Huntington
(39).
Posteriormente,
en
2009,
Svendsen
y
colaboradores
(40)
obtuvieron
células
iPS
a
partir
de
fibroblastos
de
piel
de
un
niño
afecto
de
atrofia
muscular
espinal
(AME),
enfermedad
autosómica
recesiva
que
suele
manifestarse
a
partir
de
los
6
meses
de
edad
y
que
produce
la
muerte
del
paciente
en
torno
a
los
dos
años.
Las
células
iPS
obtenidas
generaban
neuronas
motoras
defectuosas
de
manera
que,
como
dicen
los
autores
del
trabajo,
se
pueden
estudiar
comparativamente
con
las
células
nerviosas
homólogas
producidas
por
la
madre
fenotípicamente
sana
del
niño
enfermo
y
poder
así
estudiar
los
mecanismos
de
la
enfermedad.
En
la
técnica
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