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NOTICIAS
CIENTÍFICAS:
ANÁLISIS
Mª
del
Carmen
Avendaño
López
Académica
de
número
de
la
Real
Academia
Nacional
de
Farmacia
e--mail:
edicion@ranf.com
“Towards
a
new
tuberculosis
drug:
pyridomycin--nature’s
isoniazid”,
Hartkoorn
et
al.,
EMBO
Mol.
Med.,
4,
1--11
(2012)
La
tuberculosis
(TB),
una
enfermedad
producida
por
el
bacilo
Mycobacterium
tuberculosis,
ha
producido
a
lo
largo
de
la
historia
la
muerte
de
millones
de
personas
sin
distinción
de
clase
social.
Antes
de
que
apareciera
la
estreptomicina,
el
primer
fármaco
antituberculoso
(1),
el
tratamiento
de
la
TB
consistía
en
el
ingreso
en
un
sanatorio
a
fin
de
descansar,
tomar
aire
fresco,
y
seguir
una
buena
dieta.
La
estreptomicina,
se
utilizó
a
partir
de
los
años
1940
junto
con
ciertos
fármacos
de
síntesis
de
baja
actividad,
como
el
ácido
p--aminosalicílico
(PAS)
o
las
tiosemicarbazonas,
pero
pronto
se
observó
que
era
demasiado
tóxica
y
provocaba
la
aparición
de
cepas
resistentes.
Cuando
en
1945,
se
descubrió
que
la
nicotinamida
era
algo
activa
frente
al
bacilo
tuberculoso
(2),
se
empezaron
a
sintetizar
estructuras
análogas
a
esta
vitamina,
así
como
distintas
tiosemicarbazonas.
De
este
modo,
surgieron
la
pirazinamida
y
las
tiosemicarbazonas
de
piridina--3(ó
4)--carbaldehído.
En
el
año
1952,
se
descubrió
que
un
intermedio
en
la
síntesis
de
estas
últimas,
la
hidrazida
del
ácido
isonicotínico
(isoniazida,
INH),
era
extraordinariamente
activa
y
muy
superior
a
los
compuestos
naturales
o
sintéticos
utilizados
anteriormente,
siendo
desde
entonces
un
fármaco
de
primera
línea
para
el
tratamiento
de
esta
enfermedad
(3).
A
pesar
de
su
sencilla
estructura,
el
mecanismo
por
el
que
INH
mata
a
M.
tuberculosis
ha
sido
controvertido
debido
a
su
complejidad,
y
su
entendimiento
ha
requerido
más
de
50
años
de
estudios
incluyendo
el
uso
de
herramientas
genéticas
(4).
Uno
de
los
hallazgos
más
importantes
en
este
sentido
se
produjo
en
1970,
cuando
se
descubrió
que
INH
inhibe
la
biosíntesis
de
ácidos
micólicos
(5),
componentes
esenciales
de
la
pared
celular
de
las
micobacterias.
Estos
ácidos
poseen
cadenas
de
70
a
90
átomos
de
carbono
en
las
que
el
grupo
carboxilo
se
sitúa
en
un
carbono
secundario
con
un
grupo
hidroxilo
en
la
posición
ß
(Figura
1).
La
inhibición
de
su
biosíntesis
provoca
la
acumulación
de
ácidos
grasos
de
cadena
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