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LUIS A. OLIVOS-ORÉ Y COLS. AN. R. ACAD. NAC. FARM.
dades a7, a9 y a10, que inhibió reversiblemente las corrientes (CI50
de 1,98 µM) inducidas por acetilcolina (50 µM), (Figura 3).
Dado que la metilicaconitina ejerce sus efectos indistintamente
sobre nAChRs a7 y a9a10 (30), decidimos investigar la presencia de
los nAChRs a7 en las células cromafines de la rata recurriendo al em-
pleo de un agonista selectivo de los mismos, el GTS-21 (31). La ad-
ministración de GTS-21 a la concentración de 10 µM, que produce
una activación máxima de los nAChRs a7 en neuronas del hipocam-
po de rata (32), indujo una respuesta de corriente en sólo el 12% de
las células estudiadas (n = 34), cuya magnitud, además, fue inferior
al 1% de la observada tras la administración de acetilcolina (100 µM)
(Figura 4).
Una segunda estrategia farmacológica que cabe emplear para di-
ferenciar los componentes de la respuesta dependientes de la activa-
ción de los nAChRs a9a10 y de los nAChRs a7 se basa en el uso de
la a-bungarotoxina, una toxina que se une de forma reversible a los
nAChRs a9a10 (9) e irreversible a los nAChRs a7 homoméricos (33).
La a-bungarotoxina (1 µM) inhibió de forma parcialmente reversible
(Figura 5A y B) las corrientes inducidas por acetilcolina (50 µM) con
una CI50 de 68,8 nM y un efecto máximo del 30% (Figura 5C).
Figura 3. Efecto de metilicaconitina (MLA) sobre las corrientes inducidas por
acetilcolina (ACh) en las células cromafines de la rata. A. Registros de corrien-
tes representativos del bloqueo reversible observado con MLA. B. Curva concentra-
ción-respuesta para MLA (n = 4-7 células).
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