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VOL. 76 (1), 87-104, 2010  EL PREMIO NOBEL 2009 EN FISIOLOGÍA O MEDICINA...

terminadas, como la capacidad de catalizar una reacción química
específica o unirse a una molécula diana.

    En los ensayos que he realizado sobre la Historia de la Genética a
la luz de los premios Nobel (2, 32) (apartado 3.5. ¿Cuál es el destino
de los genes?) decía que:

                «Desde el punto de vista genético y biológico, no cabe la menor
           duda de que el papel de los genes en la evolución —su destino en
           el espacio y en el tiempo— es un tema importante. Sin embargo,
           en la historia genética de los premios Nobel —que es el objeto del
           presente estudio— no ha habido ninguno que tuviera que ver con
           el tema.

                (…) Otro tanto podríamos decir de las investigaciones en torno
           al origen de la vida, desde el punto de vista de la evolución química
           (síntesis prebiótica) o de la evolución del “mundo del ARN” y del
           “mundo de las ribonucleoproteínas” que llevó al “mundo del ADN”
           y a la aparición del progenote como precursor de los urcariotas, las
           eubacterias y las arquebacterias.

                (…) Posiblemente, el descubrimiento de la actividad catalíti-
           ca del ARN por los premios Nobel Altman y Cech, antes citados,
           pueda representar la espada que rompió el nudo gordiano. Un dato
           experimental adicional que, de alguna manera, confirmaría las es-
           peculaciones en torno al tema fue aportado por Doudna y Szostak
           (1989) (33), quienes demostraron que un derivado de la ribozima
           de Cech tenía propiedades de replicasa, catalizando la unión de
           múltiples oligonucleótidos alineados sobre un molde externo».

    Sería de desear que Jack W. Szostak pudiera recibir en el futuro
otro premio Nobel por sus estudios sobre el origen de la vida. En el
contenido formal de la Genética que consiste en dar respuesta a las
preguntas sobre los genes: ¿qué son?, ¿cómo se organizan y trans-
miten?, ¿cómo y cuándo se expresan?, ¿cómo cambian?, ¿cuál es su
destino en el espacio y en el tiempo?, solamente las investigaciones
encaminadas a responder a la última cuestión no han sido galardo-
nadas todavía con algún premio Nobel. Ojalá Szostak sea acreedor
del galardón Nobel y rellene ese vacío (véase el Cuadro 4 en la re-
ferencia 2 y el Cuadro 3.1 en la referencia 32). Yo, particularmente,
me siento satisfecho de que mi intuición me llevara a relacionar
hace ya catorce años a Szostak con los premios Nobel y el origen de
la vida (2).

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