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VOL. 76 (1), 87-104, 2010 EL PREMIO NOBEL 2009 EN FISIOLOGÍA O MEDICINA...
dura, pero que, sin embargo, cuando las secuencias de Blackburn
eran añadidas a los minicromosomas de Szostak y se introducían en
células de levadura, ambos investigadores comprobaron que las se-
cuencias de ADN telomérico protegían a los minicromosomas de la
degradación (13).
¿Y qué decir de la telomerasa? Durante la replicación del ADN
telomérico, la hélice «rica en G» es sintetizada por una enzima es-
pecífica —la telomerasa— que es una ribonucleoproteína cuyo com-
ponente ARN contiene una secuencia complementaria a la de la se-
cuencia repetida telomérica, pudiendo actuar como una terminal
transferasa (ver revisiones en 14 y 15). La existencia de la activi-
dad telomerasa in vitro fue demostrada primero por las galardonadas
Carol W. Greider y Blackburn (16-18) en extractos acelulares de cilia-
dos y por Morin (19) en humanos. El componente ARN de la telome-
rasa de Tetrahymena tiene 159b con la secuencia 5’CAACCCCAA3’
entre las posiciones 43 a 51 que parece ser el molde para la repetición
5’TTGGGG3’ del telómero (18). Por su parte, Romero y Blackburn
mostraron que el ARN de la telomerasa tiene una estructura secunda-
ria conservada (20).
En el presente contexto es interesante señalar que en organismos
en los que se produce la fragmentación de los cromosomas dentro de
su programa de desarrollo es evidente la necesidad de actuación de
la telomerasa para «cicatrizar» los extremos de los nuevos cromo-
somas construyendo las terminaciones teloméricas. Este proceso fue
analizado por Yu y Blackburn (21) en Tetrahymena. Asimismo, en
organismos que experimentan el fenómeno de disminución croma-
tínica (fragmentación cromosómica) como Ascaris lumbicricoides se
ha demostrado la creación de nuevos telómeros por acción de la te-
lomerasa (22).
Dado que la ausencia en las células de la enzima telomerasa po-
dría repercutir en la viabilidad de las mismas, Szostak y Greider rela-
cionaron la falta de actividad telomerasa con procesos de envejeci-
miento y muerte celulares (23, 24) así como la actividad extemporánea
con la inmortalidad de las células en los procesos cancerosos (25).
Por ello, además del interés que tiene desde el punto de vista de
la investigación citogenética básica el premio Nobel de este año, no
hay que olvidar su aplicación clínica en temas de cáncer y envejeci-
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