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FRANCÉS CAUSAPIÉ, M.ª C. Y LÓPEZ GONZÁLEZ, M.ª  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

    Entre 1844 y 1847 se hicieron unas construcciones reformando
los baños y edificando una hospederia pero todo ello era de mala
calidad y falto de todo lo necesario para su habitabilidad, ni siquiera
existía mobiliario por lo que los bañistas habían de proveerse de
todo lo necesario para su permanencia y subsistencia. La hospedería
estaba enfrente de los baños, a corta distancia pero los bañistas
habían de atravesar «una cuesta eternamente llena de lodo y suma-
mente resbaladiza», motivo por el cual los médicos directores soli-
citaban de los propietarios año tras año que se realizaran mejoras
tanto en la hospedería como en los baños y demandando que éstos
debían dotarse de pilas de mármol, piscinas que reunieran condicio-
nes adecuadas así como de aparatos para aplicar las aguas según las
diferentes técnicas hidroterápicas. También solicitaban que se dota-
se al balneario de cuadra, jardín, huerta e incluso que se mejoraran
los caminos de acceso pues el establecimiento se calificaba por el
médico director Manuel de Robles y Ochoa en 1879 «de lo peor que
pueda haber en la Península entre los de su clase». La falta de lim-
pieza también era patente por lo que los bañistas ponían en peligro
su salud, motivo por el que no es de extrañar que el médico director
Benito Minagorre y Cubero solicitase a las autoridades en 1889 « 1º
Que se excluya del catálogo oficial el establecimiento de baños de
Alicún, y 2º que se declarase oficialmente la necesidad de ejecutar
obras que los pongan en condiciones reglamentarias y en caso de
negarse á ello la propiedad, se proceda (…) á la expropiación forzo-
sa». En 1894 el médico director Manuel de Robles y Ochoa comen-
taba «Disgusto causa en verdad al ver despreciado el gran Tesoro de
la Salud que tan prodigiosamente Dios nos concede».

    Entre otras de las dependencias de que se debían dotar los baños,
algunos médicos directores como Nicolas Calleja y Vicario en 1877
se encontraba «Una botica» y Rosendo Peinado Díez de Oñate en
1900 señala que al carecer los baños de «botiquín (…) habiendo teni-
do esta Direccion necesidad de proveerse por su cuenta de los medi-
camentos mas necesarios» con el inconveniente que suponía la cir-
cunstancia de que la farmacia más próxima se encontraba a 25 Km.

    A principios del siglo XX, se edificó una casa de baños de nueva
planta, con pilas de mármol y se construyeron unas habitaciones
sobre ellos. La hospedería se mejoró y entre los dos edificios se
colocó un depósito de agua. No obstante, el médico director Ro-

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