Page 46 - 75_02
P. 46
MARÍA CASCALES ANGOSTO AN. R. ACAD. NAC. FARM.
y la mortalidad en diferentes especies animales. Sin embargo, se
conoce poco aún sobre los mecanismos celulares y moleculares que
producen estos efectos positivos. La dieta hipocalórica supone la
reducción del contenido calórico de la dieta, sin que ello comprome-
ta a los nutrientes esenciales. La teoría, ampliamente aceptada, de
los radicales libres y el envejecimiento, antes citada, hace responsa-
bles a las ROS, al estrés oxidativo y a la modificación oxidativa de
las macromoléculas, del declinar de las funciones fisiológicas en la
senectud. Los efectos beneficiosos que aporta el menor contenido
calórico de la dieta sobre las alteraciones típicas del estado senes-
cente, se basan en la menor generación de ROS y de las lesiones
oxidativas del DNA, con la consiguiente disminución de los defectos
a nivel transcripcional, traduccional y post-transduccional.
La senectud se caracteriza por un incremento exponencial de pro-
teínas alteradas por oxidación, lo cual conlleva la activación transcrip-
cional de genes de respuesta al estrés, que procesan la eliminación de
proteínas lesionadas o mal plegadas. Se ha observado que las dietas
restringidas en calorías previenen esta inducción, lo cual ha hecho
pensar que la modificación proteica por oxidación o glicación, juega
un papel decisivo en el envejecimiento. Las dietas hipocalóricas ac-
túan disminuyendo la velocidad metabólica y como consecuencia la
producción de subproductos tóxicos del metabolismo. La disminución
de la transcripción de genes que se inducen en respuesta al estrés,
implicados en la destoxificación, reparación del DNA y de respuesta
al estrés oxidativo, inducida por la restricción calórica, se debe a la
menor disponibilidad de los sustratos para estos sistemas. Los perfi-
les transcripcionales encontrados en animales alimentados con dietas
bajas en calorías sin deficiencias en nutrientes esenciales, muestran
una desviación dirigida hacia un mayor recambio proteico y a una
menor lesión macromolecular. Este cambio puede detectarse a nivel
hormonal, por ejemplo, sobre las vías señalizadoras de la insulina
mediante el incremento de la expresión de los genes que median la
sensibilidad a esta hormona.
Durante mucho tiempo se ha considerado que el envejecimiento de
un organismo era un proceso genéticamente programado como con-
tinuación activa del desarrollo, de manera que una vez que un indi-
viduo alcanzaba la madurez, los genes del envejecimiento (aging ge-
nes) comenzaban a expresarse y a dirigir el progreso hacia la muerte.
276