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ANTONIO FERRER MONTIEL  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

estudios sugieren a la inflamación neurogénica como la causa de di-
versas enfermedades inflamatorias como la rinitis alergénica, asma,
dermatitis, vulvodinia, artritis reumatoide, enfermedad inflamatoria
intestinal y migraña (3). Consecuentemente, el control de la excitabi-
lidad neuronal periférica puede tener un impacto terapéutico impor-
tante en el tratamiento de estas patologías. Sin embargo, no hay que
olvidarse del también importante papel que juega el sistema inmune,
cerrando el circuito retroalimentativo característico de la inflamación
neurogénica.

EL SISTEMA INMUNE DE LA PIEL

    El concepto o existencia del sistema inmune dérmico fue intro-
ducido para englobar todos los componentes celulares y humorales
implicados en las reacciones inmunes cutáneas in humanos, permi-
tiendo la subdivisión en elementos inmunes innatos y adquiridos (1).
Los constituyentes celulares del sistema inmune dérmico incluye a
los queratinocitos, las células dendríticas, las células de Langerhans,
los monocitos, los macrófagos, los granulocitos, los mastocitos, las
células epiteliales linfáticas y vasculares y los linfocitos T. Los que-
ratinocitos, que juegan un papel central en el mantenimiento estruc-
tural y de la integridad de la epidermis, también sintetizan, expresan
y liberan una importante variedad de citocinas en la piel. Las células
de Langerhans tienen su origen en la medula ósea, de donde migran
por el torrente sanguíneo a la dermis y la epidermis. Su labor prin-
cipal es la de reconocer antígenos y migrar desde la epidermis al
nódulo linfático regional donde actúan de células presentadoras de
antígeno capaces de activar células T (1, 2). Las células T activadas
viajan de vuelta a la zona inflamada en la piel, pudiendo provocar
respuestas tipo Th1 o Th2. Un gran número de moléculas en las
células de Langerhans participan en la respuesta inflamatoria. Estas
células producen una respuesta humoral que incluye la liberación de
defensinas, catelicidinas, inmunoglobulinas, citocinas, quimocinas,
radicales libres (como el óxido nítrico) y neuropéptidos; así como la
activación del complemento (2, 3). Estos compuestos pueden esti-
mular tanto el sistema inmune como el sistema nervioso periférico,
contribuyendo al inicio, establecimiento y expansión de la respuesta
inflamatoria.

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