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MARIANO ESTEBAN RODRÍGUEZ  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

T, interleucina 2 (IL-2), que fue clave para el crecimiento de los cul-
tivos celulares y aislamiento del virus del Sida por el equipo de
Montagnier. Es en 1984 cuando el grupo de Gallo describe en una se-
rie de publicaciones en la revista Science el aislamiento del virus del
Sida y demuestra la relación causa-efecto (6, 9). El hecho de aislar el
virus en muestras de distintos pacientes, su tropismo por células T
CD4+ y el aislamiento de virus en simios que causa inmunodeficien-
cias parecidas al Sida determina que en 1984 se acepte por la comu-
nidad científica al virus como responsable del Sida, lo que fue verifi-
cado posteriormente con el aislamiento del VIH-2 en pacientes con
Sida en el oeste de África. La polémica de la disputa sobre el descu-
brimiento del virus del Sida alcanzó el máximo nivel cuando los
Presidentes de Francia, Jacques Chirac y de EE.UU, Ronald Reagan
firmaron en 1987 un acuerdo por el que se dividían los beneficios ge-
nerados por el test de detección del virus VIH en sangre, acreditando
a Montagnier y Gallo como co-descubridores del VIH. Sin embargo
en 1990 el gobierno americano después de un examen exhaustivo por
una comisión sobre cómo se aisló el VIH en el laboratorio de Gallo,
que había recibido muestras procedentes del Pasteur y que este labo-
ratorio aisló el mismo virus que los franceses pero que luego atribu-
yó el aislamiento a una contaminación de las muestras americanas
con las francesas, reconoció que fue el grupo francés el primero en
aislar el VIH (11), un año antes que el grupo de Gallo. Aunque Gallo
y Montagnier han recibido numerosas distinciones y premios interna-
cionales, entre ellos el Príncipe de Asturias, como co-descubridores
del VIH (12), la polémica del descubrimiento ha sido finalmente re-
suelta por la Asamblea Nobel con el reconocimiento del descubrimien-
to del VIH por los dos investigadores franceses.

3. LA PANDEMIA VIH/SIDA

    Gracias al establecimiento de un test rápido para la detección del
virus en sangre, los estudios epidemiológicos y clínicos pronto reco-
nocieron que el VIH se estaba extendiendo rápidamente en la pobla-
ción y que su transmisión era por vía sexual, transfusiones, en hemo-
fíliacos, de madres a hijos y en toxicómanos por uso de jeringas
contaminadas. Se observó que el curso de la enfermedad se podía di-
vidir en tres estadios: primario o de infección aguda, crónico o asin-

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