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MARIANO ESTEBAN RODRÍGUEZ AN. R. ACAD. NAC. FARM.
cios de los años 1970, en la que la gran mayoría de los científicos cre-
ían que había una relación causa-efecto entre herpesvirus y cáncer
cervical, zur Hausen aportó las primeras pruebas en contra del dog-
ma. Su interés por el virus del papiloma humano le llevó a identifi-
car varios tipos de virus y demostrar que había una relación directa
entre el virus del papiloma y cáncer.
Indudablemente fue la mentalidad y determinación la que llevó a
estos tres científicos a demostrar que el VIH y el VPH eran dos agen-
tes infectivos con capacidad para producir alta tasas de mortandad,
sobre todo en el caso del VIH y ciertos tipos de cáncer. Analicemos
cómo estos investigadores llegaron a identificar a los agentes causa-
les del SIDA y del cáncer cervical. Examinemos primero cómo se for-
jó el descubrimiento del VIH.
1. DESCUBRIMIENTO DEL VIH
Como anécdota mencionaré que en 1981 coincidiendo con mi es-
tancia como Profesor del Departamento de Bioquímica en la Facultad
de Medicina en la Universidad del Estado de Nueva York (SUNY) y co-
laborando con el Dr Joseph Sonnabend, un científico que además de
Profesor de SUNY hacía asistencia clínica en el Lower East de
Manhattan, nos llegó la noticia de que un grupo en los Ángeles había
detectado una neumonía en pacientes homosexuales que estaban afec-
tados con Pneumocytis carinii y que les producía una fuerte depleción
de las células T de defensa inmunitaria (4). Como el Dr Sonnabend
trataba pacientes homosexuales y su experiencia científica era en vi-
rología y en los interferones como agentes antivirales, consideraba que
la causa probable de la infección era un herpesvirus como el citome-
galovirus. Mi laboratorio trabajaba entonces sobre el mecanismo de
acción de los interferones, por lo que no entré en la investigación so-
bre el VIH hasta finales de la década de 1980 con la búsqueda de una
vacuna (5). Los estudios iniciales indicaban claramente que la enfer-
medad tenía una etiología infectiva, probablemente un virus, y que era
transmitida por vía sexual y por la sangre. En esos tiempos, entre
1981/82 se hacían conjeturas, pero eran pocos los laboratorios que po-
dían abordar la búsqueda del agente causal. Se necesitaba un gran
equipo de profesionales en enfermedades infecciosas, científicos bási-
cos, clínicos y epidemiólogos. En esos años se había descubierto por
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