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Excma. Sra. Presidenta de la Real Academia Nacional de Farmacia.
Señoras, señores,
Con emoción y ¿por qué no decirlo?, legítimo orgullo, he escuchado con
verdadero interés sus exposiciones, en torno a la figura de nuestro querido profesor, don
Eduardo Primo Yúfera.
Digo emoción, por el afecto y respeto al que se hizo acreedor tanto a título
personal como institucional, el gran hombre, excelente profesor, destacadísimo
investigador y en suma maestro, maestro con mayúsculas, que fue don Eduardo,
siempre en el recuerdo, que ustedes con sus intervenciones han venido a reavivar, más
todavía, si ello era posible.
Digo legítimo orgullo, porque tanto yo, como rector, como la Universidad
Politécnica, en tanto que institución, sentimos el respaldo, el valor añadido, de ser el
rector y la universidad del profesor Primo Yúfera, que tanto currículum de excelencia,
tanto prestigio nos ha aportado.
El profesor Primo fue un maestro, en el más excelso sentido. Por eso mismo, fue
también un referente, un modelo a seguir.
Cofundador de la Politécnica de Valencia, le imprimió ya desde los primeros
pasos, -y no olvidemos que fue quien impartió la primera clase ordinaria-, mucho de su
estilo personal.
Vocación; pasión por el trabajo; ilusión por asumir nuevos retos diarios; por
adelantarse a su tiempo y hacer avanzar el tiempo de la ciencia; preparación intensa y
continuada; servicio a los intereses de la sociedad en la que la UPV se inserta, son
algunas y sólo algunas, de sus infinitas aportaciones a lo que hoy podríamos denominar
cultura politécnica: una forma de ser, un estilo, una línea de ética, superación y eficacia,
que afortunadamente nos son reconocidos y nos prestigian.
La Universidad Politécnica de Valencia hoy es así y tiene, como consecuencia,
un gran reconocimiento, en muy buena medida porque el profesor Primo contribuyó a
que así fuera.
Gran parte de esa impronta, esa manera de entender la docencia y la
investigación como hechos difícilmente separables entre sí, y la investigación como un
servicio a la sociedad en sus necesidades concretas, provienen del inmenso legado
intelectual y humano del doctor Primo. Estos días, cumplimos como institución nuestros
primeros 40 años. A lo largo de todo ese tiempo, menos estos últimos meses, el ejemplo
y el trabajo con presencia diaria de don Eduardo, han sido el espejo en el que mirarnos y
el alto listón que había que intentar alcanzar.
Él, nos hizo en muy buena medida como somos, o como aspiramos a ser.
El espíritu y el estilo de la Universidad Politécnica son, en considerable medida,
el espíritu y la historia de don Eduardo Primo.
Por eso, me he tomado la licencia de sincerarme ante ustedes y decirles que
había seguido el acto con emoción y legítimo orgullo.
En nombre de la Universidad Politécnica de Valencia.
En nombre de cuantos conformamos su comunidad universitaria.
En nombre propio y como rector, gracias.
Gracias, también, y me atrevo con ello a interpretar, el que estoy seguro sería su
sentimiento, en nombre del profesor don Eduardo Primo Yúfera. Nuestro ejemplo.
Muchas gracias.