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Vivencias en el Instituto del Dr. Primo Yúfera.
Ana Mª. Pascual-Leone Pascual.
Vicepresidenta de la Real Academia Nacional de Farmacia.
Excma. Sra. Presidenta de la Real Academia Nacional de Farmacia.
Excmo. Sr. Rector Magnífico de la Universidad Politécnica de Valencia.
Excmas. y Excmos. Académicos.
Señoras y Señores.
Ante todo quiero manifestar que para mi es un honor que agradezco a la Excma.
Sra. Presidenta de esta Academia el que me haya designado para coordinar esta Sesión.
Y para finalizar este Acto en homenaje a la figura del Dr. Primo Yúfera voy a
relatarles unas vivencias propias extraídas de mis recuerdos, y que tuvieron lugar los
años anteriores a mi llegada a Madrid, en 1970. En esos años yo trabajé en el Instituto
de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos, fundado por él en Valencia. Centro
Propio, entonces, del CSIC perteneciente al Patronato Juan de la Cierva. Mi intención es
que ustedes, los que no le conocieron personalmente, puedan completar, a través de mi
relato, la imagen del ser humano del cual estamos hablando, y la labor que fue capaz de
realizar en tiempos, además, muy poco propicios para la investigación.
Mi afecto, mi cariño y mi respeto por el Dr. Primo Yúfera fueron el resultado
directo de mis impresiones durante aquellos años de trabajo en su Centro Y por esos
sentimientos y por el respeto que su figura me inspira, acogí con entusiasmo y con
verdadero interés la propuesta de su entrada como Académico de Honor en esta Real
Corporación. En la nota necrológica publicada en los Anales de esta Real Academia con
ocasión de su muerte, relaté sus logros, sus muchos méritos, y de todo ello se traslucía
la gran labor realizada por el Dr. Primo, toda ella en Valencia, como acaban de exponer
los Ponentes que me han precedido. Mi tierra y la suya por adopción y cariño.
La primera vez que oí hablar de él hace mucho tiempo, nos remontamos al año
1947, cuando yo comencé en la Facultad de Ciencias de Valencia el primer curso de
Farmacia, el curso común con Químicas, justamente el año antes de trasladarme a
Barcelona a estudiar dicha Licenciatura en la Facultad de Farmacia catalana entonces
era imposible seguir los estudios farmacéuticos en Valencia.
Los muy jóvenes alumnos de primero oímos hablar aquel año, de un profesor a
quien la Facultad no facilitaba espacio para montar un laboratorio de investigación, y
cómo, finalmente, lo instaló él en unos lavabos. D. Eduardo Primo Yúfera sería
entonces un hombre joven, nunca lo conocí, ni le ví. Pero aquello me impactó y, por mis
muchas conexiones con Valencia, pude seguir, y tuve interés en ello, su gran trabajo,
sus esfuerzos. La creación, mucho más tarde del Instituto de Agroquímica, y la
construcción en la calle Jaime Roig del edificio correspondiente, hoy ocupado por el
Instituto de Biomedicina del CSIC.
En mis continuas visitas a mi familia y amigos pude constatar cómo su nombre
era cada vez más conocido en Valencia y de forma obligada cuando se hablaba de