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ANTONIO MONGE VEGA  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

    Con todo, la actividad humana en la que se reconoce mayor tras-
cendencia innovadora de los resultados de la investigación, se refiere
claramente a todo lo relacionado con la salud. La vida es lo más im-
portante que tiene el hombre.

    La contribución de los medicamentos para evitar perder la salud,
o para recuperarla cuando se pierde, es indiscutible, baste mirar al
incremento en la esperanza de vida, en el pasado siglo XX, y a la
mejor calidad que tiene el hombre, en estos momentos, en su lucha
con la enfermedad y sus secuelas.

    Pero este siglo XXI aparece con luces que deslumbran, y con
retos que es preciso resolver en el camino hacia delante de nuestra
sociedad.

    La industria farmacéutica, el gran sector de la I+D+I de los me-
dicamentos, se encuentra perpleja en unos casos, y desorientada en
ocasiones, en lo que se relaciona con su actividad a futuro. Algunos
de los grandes retos a los que se enfrenta eran previsibles, a la vez que
consecuencia de la brillante actividad de la última mitad del siglo XX.

    No es posible, en esta reflexión, hacer cosa diferente a señalar,
indicar o mostrar algunos retos que deben ser resueltos, en la espe-
ranza de obtener más y mejores medicamentos.

    La situación actual está marcada, entre otras cosas, por la cadu-
cidad de las patentes en importantes compuestos de un buen núme-
ro de laboratorios farmacéuticos. El siglo pasado fue el siglo de oro
del medicamento. La sociedad pasó de no tener medicamentos para
casi nada, a tenerlos para casi todo. Esos productos protegidos por
patentes están viendo caducada su exclusividad y, lo que es peor, las
compañías farmacéuticas no encuentran, en muchos casos, sustitu-
tos que les permitan mantener la actividad empresarial, y muy espe-
cialmente, la investigadora. En diez años, los gastos de investigación
se han triplicado, en tanto que el número de nuevas entidades per-
manece constante.

    La innovación farmacéutica está también claramente determina-
da por las políticas de control de gasto farmacéutico de las socieda-
des, a la vez que por el muy razonable incremento en costos que
garanticen la seguridad. No es cuestión menor la circunstancia de
que la empresa farmacéutica se encuentra como en un escaparate en

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