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VOL. 71 (4), 813-819, 2005 LA VERDADERA HISTORIA DE LA ASPIRINA
ticos. Precisamente, la observación de que dicho árbol habitaba en
las zonas húmedas, con las raíces encharcadas sin padecer trastorno
alguno, pudo ser el origen de que, a lo largo de los años, se relacio-
nasen sus propiedades terapéuticas con la enfermedad producida por
la humedad en los pies, nombre con el que se conocía a ciertas
fiebres de carácter reumático, por lo que debió animar a su utiliza-
ción entre los médicos de la época.
El libro de Dioscórides Materia Médica recoge en su primer tomo
la actividad del sauce para tratar diversos estados patológicos rela-
cionados con el dolor, describiendo el uso tanto de la corteza, como
de las hojas, del zumo, de las semillas y del fruto.
Durante la Edad Media la corteza del sauce se utilizó como febrí-
fugo en la medicina popular, en forma de infusión. En algunos países
se prohibió su empleo para proteger a los artesanos de la industria
manufacturera de artículos de mimbre, como rejillas, cestos, etc.,
alegando razones ecológicas.
En el año 1763, el médico y sacerdote inglés Edward Stone rea-
lizó un ensayo clínico con 50 feligreses enfermos de fiebres reumá-
ticas a los que administró una infusión del polvo seco de la corteza
del sauce. Stone presentó el resultado de su ensayo ante lo más
granado de la sociedad de Londres, el 2 de junio de ese mismo año.
El curioso argumento que convenció a los asistentes a la sesión era
el sabor amargo de la infusión, lo que la asemejaba con las infusio-
nes del polvo de la quina importado de Perú: a igualdad de amargor
igualdad en la actividad febrífuga. Como además, las ramas del ár-
bol son muy flexibles, la segunda indicación era el reumatismo.
El principio activo de la corteza del sauce, que también se encuen-
tra en la de los árboles del género Populus y en la hierba conocida
como «reina de los prados» (Filipéndula o Spirea Ulmaria M.) (1) está
constituido por la salicina 2, un glucósido del alcohol o-hidroxibencí-
lico, que por hidrólisis con emulsina conduce al aglicón saligenina 3,
un profármaco del ácido salicílico (Fig. 2). La salicina fue aislada de
la Spirea en el año 1826, por el químico italiano Ludovico Brugnatelli,
precisamente el fundador de los Annali di Chimica. Tres años más
tarde fue nuevamente obtenida de la corteza del sauce por el francés
H. Leroux. Posteriormente A. A. T. Cahours, paisano del anterior y
más conocido por haber preparado la nitrocumidina, un derivado de
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