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VOL. 71 (4), 951-963, 2005 NECROLÓGICA DON SEGUNDO JIMÉNEZ GÓMEZ
El tribunal estuvo constituido por los pilares de la Química de la
Universidad Central, presidido por Don Manuel Lora Tamayo al que
acompañaban Don Miguel Catalán Sañudo, Don Antonio Rius Miró,
Don Fernando Burriel Martí y Don Octavio Rafael Foz Gazulla.
El Doctor Jiménez debió trabajar mucho y bien y de forma con-
sistente para que Don Ángel Vián se sintiera satisfecho y seguro de
su porvenir científico, por eso cuando en ese año 1952 el Instituto
Nacional de Industria le pidió que acometiera desde su raíz el pro-
blema de mejorar el beneficio de los yacimientos de pirita de Huel-
va, no dudó en proponerle para que se hiciera cargo de la Sección
de Análisis de la División de Investigación Industrial de Piritas Es-
pañolas.
Una de las consecuencias de aquel fructífero año 1952 en el que
ganó el prestigio del doctorado y tuvo su continuación con la garan-
tía profesional y económica por el trabajo en el INI, fue el que el 2
de mayo de 1953 contrajese matrimonio con doña Ana María y que,
poco a poco, fueran llegando Ana María, José Ramón, María Reyes
y Fernando.
El trabajo que desarrolló en Piritas fue abrumador, cualquiera
que sea el ángulo desde el que sea observado y juzgado. En primer
lugar al enfrentarse con el mineral pirítico en cuya composición el
90% es azufre y hierro, pero en el que el 10% restante está consti-
tuido, prácticamente, por todos los elementos del sistema periódico
cuando sólo se conocían 90. En segundo lugar, porque con las téc-
nicas analíticas de aquel tiempo, al final, los resultados procedían de
volumetrías y gravimetrías. En tercer lugar, porque el personal auxi-
liar contratado para el laboratorio no tenía formación química. En
cuarto lugar, porque el espacio físico del laboratorio, cedido provi-
sionalmente por la Empresa Nacional Calvo Sotelo en el recinto de
su Centro de Investigación de la calle Embajadores, 183 era inade-
cuado, inhóspito y peligroso. Con la actual Ley de Riesgos Laborales
en la mano no nos hubieran permitido ni acercarnos a aquel lugar.
Sin embargo, el reto que le habían presentado, la oportunidad de
trabajar con futuro en la química y, porque no, el convencimiento
de que con los objetivos propuestos España saldría adelante y los
españoles mejorarían sus recursos hacia que aquella cincuentena
de personas que constituían Piritas trabajara con entusiasmo, sin
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