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VOL. 71 (1), 209-215, 2005 NECROLÓGICA DON PABLO SANZ PEDRERO
herramientas en la programación y diseño de sus enseñanzas en la
Universidad Americana.
Anejas a las enseñanzas oficiales, se organizaron en la Cátedra
unos cursos especiales orientados a la formación y actualización de
los conocimientos sobre la Óptica Oftálmica, a instancias de nume-
rosos farmacéuticos, pioneros en esa orientación profesional.
Siempre se entendió en la Cátedra que la Óptica Oftálmica era
parte de las aptitudes y capacidades de los farmacéuticos, ya que la
receta oftálmica emitida por un medico oculista, como prescripción
médica, debería atenderse en el ámbito sanitario en la oficina de
farmacia, pero para ello lo que faltaba era la formación técnica
adecuada. Para cubrir esta ausencia es por lo que se organizaron
estas enseñanzas para postgraduados, con la inestimable colabora-
ción de ilustres profesionales, expertos en la Óptica Oftálmica en sus
oficinas de farmacia, como Don Tiburcio Ellacuria, Don Ignacio
Eguileor, Don Nilo Prieto, Don Ernesto Marco y otros, que colabo-
raron en las prácticas y experiencias, mientras que del aspecto teó-
rico, en la sección de acústica, se encargó el Doctor Sanz, con el
valioso apoyo de sus amistades personales de la casa Philips y mien-
tras que de la óptica lo hacia el Doctor Ortega.
Nosotros, me refiero a Don Amadeo Llano y el que os habla,
participamos en todas las actividades, con gran avidez en aprender
todo lo que se hacía y enseñaba.
En los siguientes cursos que se vinieron repitiendo durante va-
rios años, participaron otros profesores como la Doctora Doña Isa-
bel Cayre, Don Carlos Areses, y otros profesionales.
Pasaron algunos años, y cambió el escenario de la Facultad. El
Profesor Sanz marchó a Santiago como catedrático de Técnica Físi-
ca y Fisicoquímica, de la que posteriormente fue Rector Magnífico
de la misma.
Yo me fui a la Universidad de Barcelona, en donde también se
daban unos cursillos de formación sobre Óptica, que había organi-
zado el Profesor Doctor Raurich, en semejanza a los que se daban
en Madrid. No obstante los profesionales farmacéuticos reclamaron
de sus universidades que se consolidaran de alguna manera estas
enseñanzas a la vista de posibles contenciosos.
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