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VOL. 70 (3), 695-725, 2004 HORMONA DE CRECIMIENTO, DESTETE Y...
to que según Etherton y Bauman (52), la administración de GH a
animales en balance de nitrógeno negativo incrementa la ingesta de
alimentos para soportar el aumento de la demanda metabólica gene-
rado por el tratamiento.
La mejora del crecimiento que se manifiesta en el aumento de los
depósitos corporales (117) de los animales bien nutridos (20GH), se
produce sin embargo de forma anómala, al utilizar con mayor efi-
cacia la energía y la proteína de la dieta en el depósito de ambos
depósitos, magro y graso (108) (118), mediante la aceleración de las
tasas de acreción proteica y especialmente de la lipídica (119). Esto
se contrapone con la acción de la GH exógena, puesto que su admi-
nistración a animales malnutridos y realimentados mejora la utili-
zación de la energía en la acreción proteica, mientras disminuye el
depósito graso (5) (6).
Esta forma de crecimiento, que es típica del crecimiento compen-
sador que sigue a la realimentación después de subnutrición (120)
(121), da lugar a una mayor tendencia al acúmulo de la masa grasa
frente a la masa proteica, en función del incremento de la ingesta de
proteína de la dieta (Figura 6) (122), generando una mayor contri-
bución de la grasa al peso corporal, como se comprueba en la rela-
ción alométrica de estos parámetros (Figura 2).
El aumento de la ingesta parece interferir pues, el efecto normal
de la hormona sobre el reparto de sustratos, generando un posible
mecanismo de resistencia del tejido adiposo a la GH, como se ha ob-
servado tanto en ratas subnutridas y realimentadas con una dieta
enriquecida y tratadas con GH, las cuales ganan más grasa que las
controles (7), como en terneros alimentados con una ingesta alta en
energía, en los que se suprime el efecto lipolítico de la hormona (77).
Este efecto se ha relacionado con la disminución del número de re-
ceptores de GH en los adipocitos, puesto que su expresión disminuye
en tejido adiposo y aumenta en hígado y músculo esquelético, en cer-
dos GH-tratados y alimentados con una dieta alta en proteína (56).
Sin embargo, el estado de resistencia a la GH no parece tener efec-
to sobre la masa magra, puesto que la acción aditiva —mayor consu-
mo de nutrientes-somatotropa— favorece una mejor utilización de la
ingesta hacia el depósito magro y la acreción de la proteína en estos
animales bien nutridos (122). Así, el crecimiento celular del músculo
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