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B. SANZ  ANAL. REAL ACAD. NAL. FARM.

Magendie. Hacia 1840 el profesor alemán gozaba ya de muchísimo
prestigio en la Europa continental y sus trabajos comenzaron a conocerse

y popularizarse en Inglaterra, pero tardaron dos años en ser admitidos por
los círculos científicos de la isla. A este conocimiento contribuyó Lyon
Playfair que había sido discípulo y colaborador de Liebig en Giessen.
Cuando regresó a su país inició una auténtica labor misionera para dar a
conocer las nuevas ideas de su maestro exponiendo en las reuniones de la

Sección de Química de Glasgow, que estaba adscrita a la British
Association of Chemistry, una serie de resúmenes breves de las lecciones
de Liebig.

    Casi a la vez apareció la traducción inglesa de su Química Animal
(Animal Chemistry or Organic Chemistry in its application to Physiology
and Pathology) que puso a disposición de los Británicos los avances
alcanzados por la escuela experimental alemana y las enormes ventajas

logradas con la aplicación del análisis químico a la fisiología y la
nutrición. Liebig y colaboradores no solo realizaron los primeros análisis
fiables de composición química de los alimentos sino que aprovecharon
los resultados para estudiar cuantitativamente sus funciones. Para ello se

basó, sin duda alguna, en la clasificación de los alimentos de Magendie,
que los dividía en nitrogenados y no nitrogenados, pero Liebig fue mucho
más lejos que el sabio francés ya que consideró a los nitrogenados como
esenciales para la formación de los músculos y otros tejidos y por ello los
denominó elementos plásticos de la nutrición. En cambio pensaba que los
no nitrogenados eran la principal fuente de calor y energía animal porque
al componerse solo de carbono, oxígeno e hidrógeno eran el combustible
principal del organismo, rindiendo al quemarse u oxidarse CO2 y agua.
Por ello los llamó elementos respiratorios de la nutrición.

    Quizás sea conveniente señalar otro hecho, ocurrido en la misma
sesión científica de la British Association de Glasgow, para ver cómo
avanzaban también en pleno siglo XIX las ciencias fisiológicas y por
tanto la nutrición.

    En la misma sesión, la sección de Medicina aprobó conceder una
subvención, no menor de 200 libras “para estudiar la química de la
digestión, reservando parte de la misma para que viajase a Gran Bretaña
el Dr. William Beaumont” y expusiese allí sus estudios sobre la digestión.

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