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C. AVENDAÑO  ANAL. REAL ACAD. NAL. FARM.

Pathology” y con un inusitado optimismo respecto al entendimiento desde
la química orgánica de la fisiología, las enfermedades y sus tratamientos,
manifestó en la Sexta de sus Chemical Letters: “A partir de este momento
no tenemos dificultades para entender las diferentes acciones de los
alimentos, venenos y medicinas –tenemos un concepto claro sobre las
causas del apetito, la naturaleza exacta de la muerte; y no estamos como
antes obligados a contertarnos con la mera descripción de unos
síntomas.“

       Según las teorías de Liebig, las plantas toman el carbono y el
nitrógeno directamente del aire, y no del humus como se creía hasta
entonces, mientras que los nutrientes inorgánicos se absorben del suelo.
Por tanto, recomendó la utilización de fertilizantes minerales para
completar los elementos de éste que han sido consumidos. En 1945
inventó y patentó en Alemania y Gran Bretaña un fertilizante mineral.
Éste se fabricó en una factoría del padre de uno de sus discípulos: James
Sheridan Muspratt, quien a su vez publicó entre 1854 y 1869 un
diccionario por entregas de 2000 páginas titulado “Chemistry:
Theoretical, Practical and Analytical” en el que se describían muchos
procesos industriales. Desgraciadamente, los resultados de este

fertilizante fueron un desastre para muchos agricultores, ya que Liebig
había pensado que era más adecuada una fórmula insoluble que evitara su
eliminación por el agua del suelo antes de ser absorbida.

       Según Liebig, existe un balance en los animales y el hombre entre
la ingesta, la excreta y los gases de la respiración. Parte del oxígeno de
ésta se consume para romper las fibras musculares y otras sustancias no
nitrogenadas a fin de producir calor. Sólo las sustancias capaces de
transformarse en sangre deben ser consideradas como nutrientes
propiamente dichos. Muchas de sus afirmaciones, como que los músculos
se regeneran durante el sueño, se demostraron posteriormente como falsas
ya que sorprendentemente no se basaron en experimentos fisiológicos.
Sin embargo, otras permanecen irrebatibles.

       Contaba 70 años cuando falleció en 1873 dejando una enorme
huella en el desarrollo de la química orgánica. Había publicado alrededor

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