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VOL. 69 (4), LIEBIG: UN HITO EN LA AGRONOMÍA DEL SIGLO XIX
de este modo el principio de la restitución. Wallerius, después de analizar
plantas para descubrir los materiales de que vivían, concluía en 1761 que el
humus es la fuente adecuada de alimento – la nutritiva–, mientras que los
otros constituyentes del suelo son instrumentalia. (Nutritio non fieri potest a
rebus heterogenis sed homogeneis: “La nutrición no puede realizarse a base
de cosas heterogéneas, sino homogéneas”. De este modo se consolida la
teoría del humus.
Sin embargo, Carl Wilhelm Scheele, boticario sueco que además de
sus muchos descubrimientos de elementos químicos, – desgraciadamente
atribuidos con posterioridad a otros– y de que la respiración de las plantas y
animales vician el aire, afirmaba en 1774 que el suelo suministra solamente
una parte muy pequeña, aunque absolutamente indispensable de alimento
vegetal, constituida por nitrógeno y principalmente por álcalis y fosfatos, los
que, en unión de agua pero en mucha menor proporción que ésta, se absorben
por las raíces. En 1795 el conde de Dundonald añade los fosfatos alcalinos a
la lista de sales nutritivas, pero concediendo un papel primordial al humus
como alimento vegetal. El proceso de oxigenación, al progresar en el suelo
insolubiliza la materia orgánica y, por consiguiente, la hace inútil para la
planta; la caliza, “álcalis y otras sustancias salinas” la disuelven y la
convierten en alimento vegetal, de aquí que estas sustancias debieran
alternarse con el estiércol al usarlas como abonos, y de aquí, al igual que
deducía Wallerius, el que los estiércoles fueran divididos en dos clases: los
que aportan directamente alimento vegetal y los que tienen algún efecto
indirecto. Todavía en 1796 escribió Kiwan que los álcalis parecen ser el
producto del proceso de vegetación pues no existen o se encuentran en
cantidades muy escasas en los suelos o en el agua de lluvia; sin embargo, casi
medio siglo más tarde, Carl Sprengel (1832) en los años 1830-1840 estudiaba
los constituyentes de las cenizas de las plantas considerándolas
probablemente esenciales para la nutrición. De este modo se va abriendo paso
la teoría mineral y con ella la química agrícola.
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