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69 (3), RACIONALIDAD TERAPÉUTICA EN LA MEDICINA REGENERATIVA
recibir orientación de conocimientos adquiridos y ratificados en estos
últimos años:
En primer lugar, el descubrimiento de que los tejidos y órganos
del cuerpo humano tienen capacidad, por sí mismos, para reparar los
daños y regenerarse. El organismo guarda reservas de células troncales
cuya maduración se induce de forma muy estricta, y también diferente,
según su naturaleza y el tipo celular a los que deben, de forma natural,
sustituir y recambiar. Por ello, la función propia de los diferentes tipos de
células troncales del organismo ya formado (en nomenclatura habitual,
células troncales de adulto), y los factores que inducen su multiplicación
y su maduración a células especializadas en el organismo in vivo, son
conocimientos necesarios y previos para una Terapia regenerativa
racionalmente planteada.
En segundo lugar un hecho, que quizá sorprende todavía. Hoy
sabemos ya qué es un embrión humano de pocas células, y también qué es
un simple conjunto de células, organizado en diversas estructuras
multicelulares, sin constituir un organismo. La masa celular interna del
embrión de unos cinco días son células troncales embrionarias de las que
parten todos los sistemas, tejidos y órganos de un individuo. Precisamente
porque se conoce la información que aporta a cada célula, o tipo celular,
el estar formando parte de esa unidad que es un cuerpo vivo en sus
diferentes fases temporales, se tiene la posibilidad de cambiar su
trayectoria funcional para producir diversos tipos celulares que sustituyan
la función de células dañadas por la enfermedad.
El significado biológico y la función natural de las células
troncales adultas y de las células troncales embrionarias son bien
diferentes; las terapias que puedan derivarse del uso de unas u otras no
son opcionales desde el punto de vista técnico (2). En el caso de las
células troncales adultas se trata, en la medida de lo posible, de inducir y
potenciar in vivo la función que ya naturalmente poseen. El posible uso
terapéutico de las células troncales embrionarias supondrá siempre
sacarlas de su contexto natural –un embrión en desarrollo- crecerlas,
madurarlas y transferirlas al enfermo. Incluso si se pudieran evitar los
problemas éticos, graves, de producción y uso de embriones como mero
medio en procesos terapéuticos, la agresividad en sí de tales procesos los
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