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C. SANDOVAL MORAGA ANAL. REAL ACAD. NAC. FARM
Había también fiolas, retortas y alambiques de vidrio, mortero pequeño de
piedra de guamanga...17
Esta botica fue regentada por los jesuitas farmacéuticos, en su ma-
yoría alemanes, pero el que gozó de mayor celebridad rodeada del cariño
de todos los habitantes de la ciudad y del respeto de los médicos y autori-
dades gubernativas, fue el hermano José Zeitler. Nació en Baviera y llegó
a Chile en posesión de su título 1748.
El hermano Zeitler era un hombre probo, austero y sencillo, de
cultura adquirida con el conocimiento del alemán, francés, español, inglés
y latín. Este conocimiento de idiomas le permitía fácil acceso a la literatu-
ra científica de esa época, especialmente en ciencia farmacéutica, por la
que sentía gran devoción.
Comenta Enrique Laval “Incuestionablemente ni la Universidad
de San Felipe, ni los hospitales de Santiago, ni los médicos de la ciudad
podrían exhibir una biblioteca medico-farmacéutica más completa y se-
lecta que la le perteneció al hermano José Zeitler”. 18 Poseía alrededor de
130 volúmenes que abarcaban las más diversas disciplinas. La porción
reservada a la Química y Farmacia era copiosa.
El hermano Zeitler no sólo se dedicó a su farmacia. Fue el primero
en Chile que realizó ensayos químicos, de los cuales se destaca el análisis
de nuestras aguas minerales.
Prestó sus servicios en la botica durante veintidós años, con dedi-
cación fervorosa, conciencia escrupulosa y un saber tan completo como lo
permitía los conocimientos de esa época.
Cuando en agosto de 1767, en virtud de las órdenes impartidas por
el Conde de Aranda en nombre de Carlos III, se expulsó a los jesuitas de
Chile y se confiscaron sus bienes, el gobierno se incauto de las boticas
que los regulares de la Compañía de Jesús mantenían en Santiago y en
Concepción.
Al no encontrar un reemplazante que tuviera el conocimiento far-
macéutico del hermano Zeitler, la Real Audiencia lo dejó transitoriamente
en Chile porque “no hay quien lo subrogue en su habilidad de farmacéu-
tico, para que no se malogren los intereses del Rey y satisficiese el cla-
mor del público”19
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