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R. CONEJO Y M. LORENZO  ANAL. REAL ACAD. NAC. FARM

marcado aumento de la fosforilación en tirosina de la cadena E del recep-
tor de insulina comparando con células no tratadas, y no fosforilaban en
tirosina la cadena E del receptor de IGF-I. Estos datos indican que la in-
sulina actúa a través de su propio receptor en esta línea celular. Posterior-
mente analizamos la funcionalidad de los sustratos del receptor de insuli-
na; Shc, IRS-1 e IRS-2. La insulina no aumenta la fosforilación de Shc.
Sin embargo, un leve aumento en la asociación entre Shc e IRS-1 se pro-
dujo tras el tratamiento con insulina. Este resultado está en concordancia
con lo descrito por otros autores [10]. También, el tratamiento con insuli-
na aumenta la fosforilación, la actividad y la asociación de PI3 quinasa
con los IRSs siendo mayor el efecto sobre el IRS-1 frente al IRS-2 (5 ve-
ces y 2 veces de aumento, respectivamente). Esto nos demostraba que el
IRS-1 es el principal sustrato en la ruta de señalización de la insulina en
nuestra línea celular, de acuerdo con los resultados descritos en músculo
por otros autores [11]. Estos resultados están en concordancia con los
publicados en tejido adiposo blanco y en la línea de fibroblastos 3T3-L1
donde no se observa ninguna fosforilación del IRS-2 en respuesta a insu-
lina [12]. Sin embargo en otros sistemas celulares, como el tejido adiposo
marrón, tanto IRS-1, como IRS-2 y Shc intervienen en las diferentes vías
de señalización de la insulina [13], mientras que IRS-2 es el principal
sustrato en el tejido hepático y en la célula E [11].

          Existen dos rutas principales de señalización para el receptor de
insulina, la ruta PI3 quinasa y la ruta Ras/MAP quinasa, a través de las
cuales la insulina ejecuta una amplia variedad de sus funciones biológi-
cas. Nuestros resultados nos indican que un tratamiento a corto plazo con
insulina, de la línea muscular C2C12, activa rápidamente al menos tres
rutas de señalización independientes: PI3 quinasa/Akt/p70S6 quinasa,
p44/p42 MAP quinasa y p38 MAP quinasa [14].

          A diferencia del resto de factores de crecimiento, insulina e IGFs
han sido implicados en el control del crecimiento y diferenciación del
músculo esquelético. En un tratamiento a corto plazo de los mioblastos
con insulina o IGF-I, se produce una respuesta proliferativa a la vez que
se produce un retardo en el inicio de la diferenciación muscular. Estos
efectos tempranos de insulina e IGF-I están asociados con una marcada
inhibición de la expresión de la Miogenina y de MRF4, mantenimiento de

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