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VOL. 67, (4) 2001 RADIACTIVIDAD Y SALUD
De lo expuesto en este discurso, podrían extraerse muchas
conclusiones aunque, a modo de síntesis, se recogen las siguientes:
- El uso de la radiactividad, con fines pacíficos, ha reportado gran
número de beneficios a la humanidad, tanto en sus aplicaciones
farmacéuticas, como médicas, industriales y de investigación y es
previsible que continuará aportándolos a través de actividades, poco
utilizadas, como la irradiación de alimentos y otras que puedan
desarrollarse en el futuro.
A modo de ejemplo, la producción de energía eléctrica, mediante
reactores nucleares, sustituyendo a los procesos de combustión, ya ha
evitado el vertido a la atmósfera de miles de millones de toneladas de
CO2 y otros gases de efecto invernadero, además de metales pesados,
hidrocarburos, cenizas, etc.
- La utilización de la radiactividad presenta riesgos, como cualquier otra
actividad humana. Estos riesgos están tasados, y sus valores máximos,
en las hipótesis más desfavorables, son bastante inferiores a los de
otras actividades humanas, voluntariamente aceptadas.
Es de suponer que la humanidad volverá a confiar en la radiactividad
cuando, con más conocimientos, sea capaz de valorar, de forma real,
los impactos positivos de esta tecnología, siempre que se mantenga el
modelo de sociedad, aunque es de suponer que, si esto se consiguiera,
emergerán otros “fetiches” que recogerían el rechazo de la sociedad ya
que, la condición humana, con sus virtudes y defectos, es difícil que
cambie.
BIBLIOGRAFÍA
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