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VOL. 67, (4) 2001 RADIACTIVIDAD Y SALUD
5. CONCEPTO Y PERCEPCIÓN DEL RIESGO ANTE LOS
DESARROLLOS Y TECNOLOGÍAS RADIACTIVAS
En la sociedad actual se convive con riesgos que, en unos casos,
son voluntariamente asumidos y en otros se suponen impuestos por los
gobiernos, las grandes empresas o algún otro ente más o menos
intangible. Estos riesgos están asociados al uso de las tecnologías
disponibles, así como a la forma de vida y hábitos sociales, que ha llevado
a la humanidad a vivir como hoy lo hace.
Siempre se ha comentado el rechazo del público a la implantación
de nuevas tecnologías, hasta que eran asumidas. Este fue el caso del
ferrocarril, el automóvil y su velocidad de marcha, etc. Sin embargo, para
la radiactividad el proceso fue inverso, es decir, inicialmente se utilizaron
los elementos radiactivos en aplicaciones que después se demostraron
erróneas e, incluso, contó con una percepción positiva en los años 50, 60
del siglo pasado.
Los problemas que aparecieron con algunos productos de la
industria química, como el DDT o la Talidomida, unidos al inicio de una
conciencia de defensa ambiental, en los años 70, fueron parte de los
responsables del rechazo del público a la tecnología en general. Ese
rechazo incluyó a las radiaciones ionizantes, considerando que pueden
causar daños, sin percibir su presencia y con efectos diferidos en el
tiempo. Posteriormente, se unieron a esos argumentos, los accidentes de
los reactores de la Isla de las Tres Millas y Chernobil. La falta de una
información adecuada hizo que las consecuencias para la salud del
primero, que fueron inexistentes, pasaran desapercibidas, a pesar de que
la gravedad del accidente fue similar al del reactor de Chernobil.
Esta situación ha hecho que el público rechace todo lo relacionado
con la radiactividad con una base emocional, en lugar de racional, sin ser
capaz de separar los beneficios que ha recibido la humanidad, de las
aplicaciones pacíficas de la energía nuclear, de los perjuicios potenciales.
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