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CARLOS ROQUERO DE LABURU          ANAL. REAL ACAD. FARM.

El nacimiento de la Agricultura.

        El neolítico español, de tan gran entidad científica no puede
interpretarse sin atender con el suficiente detalle qué ocurría en el otro
extremo del Mar Mediterráneo, donde tiene lugar hace unos 10.000 años
una de las etapas más trascendentes de la Historia de la Humanidad.

        A medida que han ido progresando los descubrimientos que con el
paso del tiempo en los últimos decenios, han proporcionado una informa-
ción progresiva y concordante, la interpretación del nacimiento de la
Agricultura ha tenido una aceptación general.

        Es en el llamado “Creciente Fértil”, denominación realmente
acertada, donde el hombre pasa de mero utilizador de lo que encuentra a
gestor de la naturaleza, en sus seres vegetales y animales, fruto de la
aplicación de su inteligencia.

        Ese “Creciente” que abraza entre sus extremos el límite occidental
del Desierto Mesopotámico y que apoyado en los relieves suaves de los
pies de las montañas, desde los montes Zagros hasta la cordillera del
Líbano, constituye un arco separador de dos ambientes muy distintos: al
sur el citado desierto y al norte Anatolia y Armenia y las mesetas de Irán,
con una limitación para el desarrollo vegetal por aridez al sur y por frío al
norte.

        Este “Creciente” tiene gran amplitud y en consecuencia los rasgos
ecológicos que de él enunciemos son estimaciones simplificadas de una
realidad sumamente prolija, donde pueden darse condiciones naturales
muy diversas y en varias de ellas existían hace entre 10.000 y 20.000 años
unas plantas aparentemente modestas, unas sencillas hierbas de ciclo
anual rematadas en su madurez por unas espigas provistas de semillas,
que atrajeron la atención de las poblaciones de recolectores y determina-
ron que se fijasen en tales territorios, practicando un nomadismo de
menor movilidad. Y en gracia a la brevedad; destacaremos los antepasa-
dos de dos de las principales especies: el trigo y la cebada.

        Una vez establecida esta fase de recolección preferente el paso a la
siembra de tales semillas no es difícil de admitir y a continuación,

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