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ANALES
RANF

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Figura 1: Número de especies de líquenes (rojo) y musgos (negro) en diferentes regiones de la Antártida.

         Durante un tiempo se pensó que la flora antártica, espe-      el mar helado o la nieve. Las laderas y acantilados costeros con ex-
cialmente en lo que se refiere a los líquenes, estaba compuesta en     posición norte son las zonas adecuadas para que se produzcan mi-
su mayor parte (ca. 80 %) por especies endémicas. Hoy sabemos          crooasis. Durante el verano la radiación solar incide directamente
que la situación es más equilibrada. Aproximadamente la mitad de       durante más de doce horas, lo que da lugar a la lenta fusión de los
las especies de musgos y líquenes antárticos pueden encontrarse        frentes de nieve y la formación de escorrentías y riachuelos que fun-
también en el Hemisferio Norte, bien en zonas polares o alpinas        cionan durante algunas horas, para congelarse de nuevo cuando
(flora bipolar), bien en ambientes diversos no necesariamente li-      quedan sombreados. En estas localidades, musgos y líquenes com-
gados al frío (flora cosmopolita). La otra mitad se reparte entre es-  piten intensamente por el espacio, imponiéndose los musgos en los
pecies de distribución austral (comunes a los extremos continentales   lugares con mayor disponibilidad de agua y los líquenes en los más
e islas del Hemisferio Sur) y especies propiamente antárticas, que     secos (13). Por supuesto, se encuentran todo tipo de situaciones in-
no suponen mucho más del 35 % sobre el total. Estas proporciones       termedias.
se mantienen tanto en la Antártida marítima como en la Antártida
continental (11).                                                               Es interesante señalar que hemos encontrado evidencias
3. LA VIDA EN EL LÍMITE                                                de que el tiempo de reactivación metabólica después del largo in-
                                                                       vierno polar es proporcional a la disponibilidad de agua en cada
         El continente antártico, ventoso, seco y muy frío, es sin     localidad. De esta forma, los líquenes de los lugares más secos y ex-
duda una auténtica frontera para la vida, pero incluso en este am-     puestos alcanzan sus óptimos fotosintéticos solo dos horas después
biente en general inhóspito hay grados y matices. En el inmenso        de la rehidratación, tras diez meses de inactividad. Sin embargo,
desierto helado se producen a veces sorprendentes concentraciones      los musgos, que viven en zonas largo tiempo inundadas, necesitan
de especies de líquenes y musgos en ciertos roquedos, con una ex-      24 horas de actividad para volver a alcanzar su óptimo fotosintético.
tensión de tan solo algunos cientos de metros cuadrados. Son los       Así, los líquenes muestran una buena adaptación a eventos espo-
denominados microoasis antárticos (12), un nombre de lo más ade-       rádicos de hidratación, a los que responden con rapidez, mientras
cuado, ya que su presencia depende fundamentalmente de la dis-         que los musgos necesitan vivir en condiciones más estables (14).
ponibilidad de agua líquida. Pero, ¿cómo obtener agua líquida
cuando la temperatura del aire se mantiene varios grados bajo cero,             Sin embargo, el mantenimiento de actividad metabólica
incluso en verano? La respuesta está en la intensa radiación solar,    en los musgos durante días o semanas les expone a los dañinos efec-
reforzada en ciertas orientaciones por la radiación reflejada desde    tos de la radiación ultravioleta, especialmente intensa en la Antár-
                                                                       tida continental, donde todas las primaveras se produce el conocido
                                                                       agujero de ozono. Como cabría esperar, los musgos más expuestos
                                                                       al sol muestran un alto porcentaje de absorción de luz UV, muy su-

                                                                       La vegetación antártica, centinela del cambio climático          271
                                                                                                                Leopoldo García Sancho

                                                                           An. Real Acad. Farm. Vol. 86. Nº4 (2020) · pp. 269 - 279
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