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gobernó entre 1909 y 1913 y fue francamente obeso.                                                         Rosa Basante, Javier Puerto
Hombre de metro ochenta de altura, llegó a pesar ciento
cincuenta y ocho kilogramos, pese a que estuvo casi toda     a los gordos. Su carrera cinematográfica acabó a
su vida a dieta y controlado por los mejores especialistas   consecuencia de un escándalo en donde el sexo, el alcohol
de su época. Antes de ser elegido para presidente fue        y la impotencia, acabó en violación y asesinato.
Procurador General de los Estados Unidos, Gobernador
General de Filipinas, Secretario de Guerra y Gobernador          En la actualidad pocas personas se acuerdan de Charles
temporal de Cuba. Siguiendo los consejos de Nathaniel E.     Laughton, pero sus películas no habrían sido las mismas
Yorke-Davies adoptó una dieta muy moderna, exenta de         sin su presencia excesiva y morbosa. También el personaje
grasas y baja en calorías. Escribía a su médico dos veces a  de Agatha Christie, el detective Poirot, lo vemos reflejado
la semana, llevaba un control diario del peso y contrató a   en un Peter Ustinov muy pasado de peso, que representó
un entrenador personal que le hacía montar a caballo, pese   también a un Nerón, gordo, infantil y malévolo, en Quo
a lo cual estuvo toda su vida adelgazando y recuperando lo   Vadis. Pedro Picapiedra encontró su actor ideal en un
perdido.                                                     John Goodman obeso. Marlon Brando bordó el papel del
                                                             padrino a consecuencia o a pesar de su extremada gordura
Figura 16. William Howard Taft. Presidente de Estados        final; James Gandolfini representó como nadie al líder de
Unidos de América (1909-1913).                               una familia mafioso en la que los gordos abundaban y no
                                                             precisamente repletos de buenas ni inocentes intenciones.
    Entre los cantantes de ópera es tan frecuente la         Orson Welles siempre fue un personaje robusto.
aparición de la corpulencia que el imaginario popular los    Aprovechó el desmesurado exceso de peso de sus últimos
presenta casi siempre obesos. Baste recordar a Monserrat     tiempos para representar de forma magistral algunos
Caballé, en sus mejores momentos o al fallecido Luciano      personajes shakesperianos, como el Falstaff de
Pavarotti, aunque hay otros varios en la actualidad que no   Campanadas a medianoche. En otro registro, Gérard
cumplen con el cliché preconcebido mediante el cual se       Depardieu ha representado al orondo Obélix, con acierto y
identifica potencia y calidad bucal con rotundidad física.   sin deber hacer un gran esfuerzo para simular su
                                                             extraordinaria corpulencia, tal y como la pensaron para el
    También el estereotipo de los actores de cine o teatro   tebeo René Goscinny y Albert Uderzo. También el antaño
les hace parecer delgados, si pensamos en ellos de           delgadísimo y muy hortera bailarín, John Travolta, ha sido
improviso. Las excepciones, entre las máximas estrellas      capaz de enfrentar la gordura y la calvicie en la película de
masculinas son frecuentes. No así entre las féminas.         Pierre Morel, From Paris with love, e incluso representar a
                                                             una de las escasas mujeres gruesas de la gran pantalla
    En el cine mudo destacan, en primer lugar Stan Laurel    travistiéndose en la película de John Waters, Hairspray.
y Oliver Hardy, conocidos entre nosotros como el gordo y
el flaco; en el cual Hardy era un obeso excesivo pero            Si deseamos ver mujeres gruesas en pantalla,
mucho más avispado que el bobalicón Laurel y, entre          protagonizando películas de calidad, nos hemos de ir a la
ambos, hicieron las delicias de los niños durante los años   filmografía de Federico Fellini, un amante de las mujeres
cincuenta.                                                   exuberantes y, en ocasiones, desbordantes de exceso
                                                             carnal, desde Anita Ekberg, la inolvidable protagonista de
    Menos conocido en España fue Roscoe Arbuckle,            La dolce vita hasta la estanquera de Amarcord, María
aunque su mote: Fati se utilizó popularmente para designar   Antonietta Beluzzi.

    42                                                           La gran película sobre los excesos gastronómicos, no
                                                             sobre la obesidad, es la de Marco Ferreri, La grande
                                                             bouffe, en donde prima el humor negro, un tanto anárquico
                                                             del director. Cuatro personajes interpretados por inmensos
                                                             actores se reúnen un fin de semana para llevar a cabo un
                                                             suicidio colectivo mediante la ingesta desmesurada de
                                                             alimentos exquisitos. La película es una parábola excesiva
                                                             sobre la sociedad de consumo que lleva a una lectura
                                                             errónea del epicureísmo, en éste caso llevada hasta sus
                                                             últimas consecuencias.

                                                                 Absolutamente relacionada con el tema estaría la
                                                             película Gordos, realizada por Daniel Sánchez Arévalo en
                                                             2009, en donde se relatan cinco historias de personas
                                                             obesas reunidas en un grupo de terapia con un tono de
                                                             comedia, con algunos toques dramáticos.

                                                                 Para la nómina de autores literarios gordos: Balzac,
                                                             Galdós, Flaubert, Dickens, Chesterton… y de sus
                                                             personajes obesos entre los que nos encontramos a Jacinta
                                                             de Pérez Galdós o Ana Ozores de La Regenta de Clarín o
                                                             la misma madame Bovary de Flaubert, les proponemos la
                                                             lectura del trabajo que, sobre el tema, nos brindó
                                                             Almudena Grandes, ella misma una mujer opulenta, en el

                                                                             @Real Academia Nacional de Farmacia. Spain
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