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Desarrollo
perinatal
del
cerebro
2.
TAMAÑO
Y
COMPLEJIDAD:
REQUISITOS
PARA
EL
DESARROLLO
DE
LA
INTELIGENCIA
Es
evidente
que
un
sistema
tan
sofisticado
como
el
que
denominamos
inteligencia
debe
estar
instalado
en
un
sustrato
biológico
único.
Por
consiguiente,
debemos
esperar
que
la
inteligencia
esté
soportada
por
una
estructura
compleja
y
con
la
suficiente
extensión
como
para
acoger
la
“maquinaria”
necesaria
para
mantener
las
sutiles
habilidades
que
en
su
conjunto
denominamos
“inteligencia”.
No
es
extraño,
pues,
que
nuestro
cerebro
presente
estas
dos
características,
las
que
hemos
definido
como
tamaño
y
complejidad,
características
que
van
a
ser
necesarias
para
que
la
especie
humana
alcance
esta
cualidad
que
nos
distingue
de
todo
el
resto
del
reino
animal.
2.1.
El
salto
neoténico:
en
busca
de
la
libertad
estérica
Resulta
paradójico
que
nuestra
especie,
supuestamente
la
más
evolucionada,
accede
a
la
vida
extrauterina
con
un
retraso
evolutivo
con
respecto
a
especies
inferiores
en
la
escala
filogenética.
Siempre
nos
ha
sorprendido
comprobar
cómo
la
mayoría
de
las
otras
especies
traen
a
este
mundo
a
sus
hijos
plenamente
capacitados
para
funciones
tan
elementales
como
la
de
seguir
a
su
madre
o
buscar
el
alimento.
Así,
el
cervatillo,
aunque
torpemente,
se
levanta
inmediatamente
tras
su
salida
del
seno
materno
para,
primero
con
dificultad
y
más
tarde
con
precisión.
encontrar
las
ubres
maternas.
Pero
no
sólo
llega
a
este
mundo
con
habilidades
olfativas
y
motoras,
sino
con
la
suficiente
coordinación
instintiva
como
para
conocer
a
su
madre
entre
miles
de
sus
congéneres.
Por
el
contrario,
nuestro
recién
nacido
es
ciego,
inválido
para
moverse
en
busca
de
su
sustento
y
dependiente
de
la
madre
durante
años,
siendo
incapaz
siquiera
de
acercar
la
boca
a
la
mama
con
la
que
su
madre
le
ofrece
su
primer
alimento.
Por
no
citar
su
indefensión,
que
le
obliga
a
descansar
en
sus
padres
su
protección
y
defensa
hasta
bien
alcanzada
la
pubertad.
Sin
embargo,
este
aparente
retraso
evolutivo
no
es
más
que
un
mero
guiño
de
la
Naturaleza,
algo
aparente
tras
lo
cual
se
esconde
uno
de
los
mayores
logros
de
los
seres
vivientes,
tan
importante
que
les
ha
permitido
desarrollarse
hasta
el
extremo
de
ser
conscientes
de
sí
mismos
y
de
llegar
a
preguntarse
acerca
del
misterio
de
su
existencia,
procedencia
o
futuro.
Les
ha
permitido
generar
aquello
que
los
iguala
a
los
dioses,
aquello
que
es
el
origen
de
sus
innegables
éxitos,
aquello
que
los
ha
hecho
superiores,
aquello
que
los
ha
hecho,
en
una
palabra,
inteligentes.
Pero
para
llegar
a
esta
sorprendente
conclusión
deberemos
profundizar
en
el
tempus
del
desarrollo
de
nuestro
Sistema
Nervioso,
para
ver
cómo
nuestra
especie
ha
escogido
un
certero
diseño
para
su
desarrollo,
aunque
envuelto
en
una
aparente
estela
de
retraso
y
precariedad.
Porque,
en
un
principio,
todo
parece
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