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Control
hipotalámico
de
las
interacciones
neuroendocrinas
de
apetito
en
personas
obesas
(31),
y
los
efectos
de
las
hormonas
y
péptidos
en
la
regulación
del
apetito(32--34).
MEMRI
La
imagen
MEMRI
refleja
de
una
forma
directa
y
no
invasiva
la
acumulación
de
Mn2+
en
las
neuronas
activadas,
a
través
de
los
canales
de
calcio
dependientes
del
voltaje.
Esta
se
extiende
trans--sinápticamente,
y
permite
la
creación
de
mapas
de
conectividad
neural
por
contraste
de
Mn2+
(35).
Muy
posiblemente,
la
acumulación
de
Mn2+
excede
los
tractos
neuronales
y
se
extiende
hasta
los
astrocitos
y
redes
de
astrocitos
circundantes,
a
través
de
las
numerosas
gap--
junctions
que
existen
entre
los
mismos
(36).
En
particular,
ha
sido
posible
demostrar
que
la
activación
neuronal
va
acompañada
de
ondas
intracelulares
y
extracelulares
de
Ca2+
(37,38).
Los
iones
de
Mn2+
presentan
un
radio
iónico
es
muy
similar
al
del
Ca2+,
por
lo
que
pueden
mimetizar
muy
adecuadamente
y
de
manera
competitiva
las
acumulaciones
de
Ca2+
durante
la
activación
neuronal.
Sin
embargo,
en
contraste
con
los
iones
Ca2+
que
son
diamagnéticos,
los
iones
Mn2+
son
paramagnéticos,
por
lo
que
inducen
una
reducción
muy
importante
del
tiempo
de
relajación
T1
del
agua,
que
resulta
fácilmente
detectable
en
imágenes
de
resonancia
pesadas
en
T1.
Así,
las
áreas
de
activación
y
acumulación
de
Mn2+
aparecen
claramente
más
brillantes
que
las
que
no
lo
acumulan,
en
lo
que
se
conoce
como
efecto
MEMRI
(Manganese
Enhanced
Magnetic
Resonance
Imaging)
(39).
La
técnica
MEMRI
presenta,
sin
embargo,
una
limitación
importante,
debido
a
que
el
Mn2+
presenta
notables
efectos
neurotóxicos.
Esto
se
debe
a
su
competición
con
los
flujos
intracelulares
de
Ca2+,
una
circunstancia
que
termina
por
alterar
procesos
metabólicos
vitales
como
el
ciclo
tricarboxílico,
los
intercambios
neurogliales
de
los
neurotransmisores
glutamato
o
GABA
y
los
niveles
fisiológicos
de
metabolitos
hipotalámicos
(40--42).
Por
ello,
MEMRI
sólo
puede
ser
utilizada
hasta
ahora
en
animales
de
experimentación.
A
pesar
de
sus
limitaciones,
MEMRI
se
ha
utilizado
con
éxito
para
detectar
actividad
cerebral
en
ratones,
y
su
arquitectura
y
conectividad
neuronal,
desde
el
comienzo
de
los
años
dos
mil
(43,44).
Las
primeras
aplicaciones
de
MEMRI
al
estudio
de
la
activación
hipotalámica
relacionada
con
el
control
apetito,
aparecieron
en
2006
(45,46).
En
su
trabajo,
Kuo
et
al.
compararon
la
activación
detectada
en
hipotálamo
de
ratones
alimentados
o
ayunados,
encontrando
regiones
específicas
de
activación,
y
siendo
los
primeros
en
conseguir
la
entrada
directa
de
Mn2+
sanguíneo
al
hipotálamo,
sin
necesitar
de
la
rotura
previa
de
la
barrera
hematoencefálica.
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