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B.
Lizarbe
y
S.
Cerdán
Las
nuevas
tecnologías
de
Resonancia
Magnética
proporcionan
herramientas
robustas
que
permiten
superar
estas
limitaciones,
habiendo
proporcionado
en
la
última
década,
resultados
funcionales
importantes
sobre
la
fisiología
hipotalámica
in
vivo
(5,6).
En
este
contexto,
resulta
apropiado
revisar
el
progreso
adquirido
hasta
ahora
y
evaluar
críticamente
las
ventajas
e
inconvenientes
de
cada
abordaje.
El
presente
trabajo
revisará
la
información
generada
mediante
la
aplicación
al
hipotálamo
de
técnicas
de
imagen
y
espectroscopía
por
Resonancia
Magnética,
proporcionando
algunas
recomendaciones
para
futuras
aplicaciones.
Dada
la
diversidad
de
las
funciones
hipotalámicas,
este
trabajo
se
centrará
principalmente
en
la
regulación
del
apetito
y
metabolismo
energético
global,
una
de
las
funciones
hipotalámicas
con
mayor
repercusión
fisiopatológica
y
socioeconómica.
Comenzaremos
con
una
breve
descripción
de
los
mecanismos
fisiológicos
de
control
del
apetito,
para
describir
después
las
tecnologías
MRI
utilizadas
en
su
evaluación,
incluyendo
BOLD
(Blood
Oxygenation
Level
Dependent
contrast;
Contraste
basado
en
la
oxigenación
de
la
sangre),
MEMRI
(Manganese
Enhanced
Magnetic
Resonance
Imaging;
Resonancia
Magnética
potenciada
en
captación
de
Mn2+)
y
DWI
(Diffusion
Weighted
Magnetic
Resonance
Imaging;
Resonancia
magnética
potenciada
en
difusión).
Terminaremos
con
una
revisión
crítica
de
las
contribuciones
de
la
espectroscopía
por
Resonancia
Magnética,
tanto
in
vivo
como
en
el
“ángulo
mágico”
(HRMAS;
High
Resolution
Magic
Angle
Spinning)
y
una
propuesta
de
actividades
futuras.
2.
CONTROL
HIPOTALÁMICO
DEL
APETITO
Nuestro
conocimiento
sobre
los
mecanismos
hipotalámicos
que
regulan
el
apetito
y
la
homeostasis
energética
ha
progresado
considerablemente
en
los
últimos
años
(7).
El
control
del
apetito
se
entiende,
en
el
contexto
actual,
como
el
resultado
de
un
complejo
balance
entre
señales
periféricas
e
intrahipotalámicas
que
controlan,
a
corto
plazo,
la
sensación
de
hambre
o
saciedad,
y
a
largo
plazo,
la
regulación
del
peso
corporal
y
balance
energético
(8).
Estos
procesos
parecen
incluir
además,
la
participación
de
otras
estructuras
cerebrales,
corticales,
límbicas
y
del
tronco
cerebral.
Las
principales
señales
periféricas
son
la
leptina,
una
hormona
producida
en
el
tejido
adiposo,
y
la
insulina,
una
hormona
proveniente
del
páncreas.
Además,
participan
como
señales
del
estado
energético
periférico,
péptidos
que
provienen
del
estómago,
como
el
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