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ENFERMEDAD
DE
CHAGAS…..
disfunción
parasimpática
en
pacientes
con
cardiopatías
o
cardiomegalias
no
chagásicas.
La
hipótesis
del
estrés
oxidativo
se
basa
en
el
daño
producido
en
los
miocitos
por
intermediarios
reactivos
del
oxígeno
(IRO
y
NO)
producidos
en
el
desarrollo
de
la
respuesta
inmunitaria.
En
este
aspecto,
se
ha
visto
que
los
complejos
mitocondriales
I
y
II
presentan
actividades
bioquímicas
inhibidas
en
el
tejido
miocárdico
de
ratones
infectados
con
T.
cruzi
(68).
Esos
dos
complejos
no
solo
contribuyen
a
la
formación
y
mantenimiento
del
gradiente
de
protones,
que
permitiría
la
síntesis
de
ATP,
sino
que
también
producen
grandes
cantidades
de
IROs,
cuando
no
funcionan
de
forma
óptima.
La
actividad
superóxido
dismutasa
es
además
muy
reducida
en
el
tejido
miocárdico
de
los
ratones
infectados
(69,
70).
No
obstante,
situaciones
de
estrés
oxidativo
se
han
documentado
también
en
enfermos
no
chagásicos
(71),
por
lo
que
no
se
puede
concluir
que
la
cardiopatía
chagásica
sea
consecuencia
del
incremento
en
la
producción
de
IROs.
De
hecho
parece
más
probable
que
el
daño
cardíaco
tanto
en
chagásicos
como
en
no
chagásicos
promueva
una
modificación
de
las
actividades
mitocondriales,
y
como
en
el
caso
anterior,
no
se
puede
asegurar
si
la
disfunción
de
la
mitocondria
es
un
factor
causante
de
la
cardiomiopatía
o
es
un
simple
indicador
de
la
patología.
Otros
autores,
defienden
la
denominada
hipótesis
de
la
endotelina--1
(ET--
1),
potente
vasoconstrictor
y
estimulante
de
crecimiento
del
músculo
liso.
Los
niveles
elevados
en
el
plasma
de
ratones
infectados
experimentalmente
con
T.
cruzi,
así
como
su
incremento
en
ciertas
fases
de
la
enfermedad
humana,
la
han
implicado
en
esta
patología
(72,
73).
Esta
molécula,
producida
por
fibroblastos
y
cardiomiocitos
se
ha
ligado
a
patologías
cardiovasculares,
en
lo
que
se
denomina
como
remodelación
cardiaca
(74),
siendo
el
principal
factor
en
el
curso
clínico
que
lleva
al
fallo
cardiaco.
Así,
se
ha
comprobado
que
se
desarrolla
una
enfermedad
de
Chagas
más
leve
en
ratones
sin
gen
ET--1
en
sus
cardiomiocitos
(72).
Además,
la
inhibición
de
la
enzima,
que
da
lugar
a
la
forma
activa
también
se
traduce
en
una
disminución
de
la
patología
y
un
menor
grado
de
remodelamiento
cardíaco
con
respecto
a
los
controles.
Todas
estas
observaciones
son
consistentes
con
el
posible
papel
de
ET--1
como
inductor
de
vasoconstricción
y
modulador
de
las
alteraciones
vasculares
observadas
en
la
enfermedad
de
Chagas.
La
hipótesis
de
los
péptidos
natriuréticos,
se
basa
en
su
hallazgo
en
elevadas
concentraciones
en
la
circulación,
en
pacientes
con
enfermedad
de
Chagas
aguda
y
crónica
con
cardiopatía
manifiesta
(75).
En
este
último
grupo,
se
detecta
ANP
en
los
lugares
donde
hay
lesión
ventricular,
pero
no
en
focos
inflamatorios
fuera
de
esas
lesiones.
Esta
particular
distribución
sugiere
que
los
péptidos
natriuréticos
son
probablemente
más
un
indicador
de
una
alteración
cardiaca
establecida,
que
un
factor
responsable
de
su
génesis,
no
siendo
por
tanto
su
presencia
específica
de
la
enfermedad
de
Chagas
(76).
Estas
conclusiones
están
315