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MANUEL
GUZMÁN
Análogamente,
la
presencia
de
receptores
cannabinoides
en
regiones
del
sistema
límbico
y
el
hipotálamo
anterior
permitiría
que
la
manipulación
de
dichos
receptores
pudiera
ser
una
aproximación
farmacológicamente
relevante
en
el
tratamiento
de
trastornos
alimentarios
y
metabólicos,
así
como
de
fenómenos
compulsivos
relacionados
con
la
adicción
a
drogas.
A
pesar
de
todo
ello,
la
utilización
clínica
de
los
cannabinoides
y
otros
compuestos
que
afectan
a
la
señalización
cannabinérgica
es
hoy
en
día
bastante
restringida.
En
la
actualidad
se
permite
en
algunos
países
la
prescripción
de
cápsulas
de
THC
(Marinol)
y
del
cannabinoide
sintético
nabilona
(Cesamet),
así
como
la
dispensa
de
preparaciones
estandarizadas
de
marihuana
medicinal,
para
inhibir
la
nausea
y
el
vómito,
estimular
el
apetito
y
atenuar
la
caquexia
en
pacientes
de
cáncer
o
sida.
Recientemente
se
ha
aprobado
un
nuevo
medicamento
cannabinoide,
el
Sativex,
un
aerosol
oro--mucosal
compuesto
por
extractos
de
cannabis
ricos
en
THC
y
cannabidiol,
para
el
tratamiento
del
dolor
oncológico
y
neuropático
(hasta
ahora
solo
en
Canadá)
y
de
la
espasticidad
asociada
a
la
esclerosis
múltiple
(en
varios
países,
incluida
España).
Existen
además
otras
posibilidades
terapéuticas
de
los
cannabinoides
que
se
hallan
aún
en
diversas
fases
de
ensayos
clínicos.
Los
cannabinoides
son
sustancias
bastante
seguras
en
el
contexto
de
su
aplicación
clínica,
pero
su
uso
médico
está
en
parte
dificultado
por
sus
efectos
psicoactivos
no
deseados,
entre
los
que
se
incluyen
los
de
tipo
afectivo
(euforia),
somático
(somnolencia,
descoordinación
motora),
sensorial
(alteraciones
en
la
percepción
temporal
y
espacial,
desorientación)
y
cognitivo
(lapsos
de
memoria,
confusión).
Aunque
dichos
efectos
secundarios
puedan
ser
transitorios
y
estar
dentro
de
los
márgenes
aceptados
para
otros
medicamentos,
está
claro
que,
al
menos
para
determinados
pacientes
y
patologías,
sería
deseable
diseñar
cannabinoides
que
carecieran
de
acciones
psicotrópicas.
Puesto
que
éstas
dependen
de
los
receptores
CB1
centrales,
la
opción
más
lógica
sería
evitar
la
activación
de
dichos
receptores
(siempre
que
la
patología
en
cuestión
lo
haga
viable).
Así,
por
ejemplo,
se
están
diseñando
cannabinoides
que
se
unen
selectivamente
al
receptor
CB2
y
cannabinoides
que
no
atraviesan
la
barrera
hematoencefálica
y
por
tanto
no
alcanzan
el
sistema
nervioso
central.
Por
otro
lado,
la
administración
a
animales
de
experimentación
de
inhibidores
de
la
degradación
(recaptura
o
hidrólisis
intracelular)
de
endocannabinoides
ha
permitido
conseguir
la
elevación
de
los
niveles
de
estos
compuestos
en
contextos
espacio--temporales
restringidos
y,
de
esta
manera,
la
inducción
de
efectos
por
ejemplo
bradiquinésicos,
ansiolíticos
o
analgésicos
sin
efectos
secundarios
notorios.
Este
tipo
de
compuestos
todavía
no
ha
sido,
sin
embargo,
objeto
de
ensayos
clínicos
exitosos.
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