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JUAN
RAMÓN
LACADENA
II
(MHC--II)
y
ligandos
co--estimuladores
CD80
y
CD86.
Así,
aumentan
su
capacidad
presentadora
de
antígeno.
Además,
tras
su
maduración,
las
cDCs
comienzan
a
expresar
el
receptor
de
quimiocinas
CCR7,
que
les
permite
migrar
a
los
ganglios
linfáticos
para
presentar
allí
el
antígeno
a
los
linfocitos
T
y
así
activarlos
(29,
31).
Por
otra
parte,
las
pDCs,
identificadas
en
ratón
como
CD11cint
B220+
(32),
se
encuentran
en
médula
ósea,
sangre,
timo
y
ganglios,
formando
parte
del
mecanismo
de
defensa
inicial
frente
a
las
infecciones
virales
ya
que
son
capaces
de
producir
grandes
cantidades
de
Interferon--alfa
tras
reconocimiento
de
ácidos
nucleicos
virales
por
sus
TLR7
y
9.
Además,
las
pDCs
pueden
también
activar
a
linfocitos
T
induciendo
respuestas
T
antígeno
específicas,
así
como
a
otros
componentes
del
sistema
inmune
como
las
células
NKs.
Existen,
sin
embargo,
evidencias
de
que
las
pDCs
pueden
desempeñar
una
función
importante
no
sólo
en
la
inmunidad
viral,
sino
también
durante
la
inducción
de
tolerancia
en
las
enfermedades
autoinmunes.
Debido
a
su
menor
expresión
de
MHC--II
y
de
moléculas
co--estimuladoras
que
las
cDCs,
se
ha
postulado
un
papel
muy
relevante
para
las
pDCs
en
el
mantenimiento
de
la
tolerancia
frente
a
antígenos
propios.
En
este
sentido,
las
pDCs
inmaduras
promueven
la
diferenciación
de
los
linfocitos
T
reguladores,
integrantes
de
la
respuesta
tolerogénica,
tanto
in
vitro
como
in
vivo
en
modelos
de
tolerancia
de
asma
alérgica
o
de
trasplantes
cardiacos
(32,
33)
INTERACCIONES DC-LINFOCITOS T. LA SINAPSIS INMUNE
El
intercambio
de
información
entre
células,
homólogas
o
heterólogas,
es
uno
de
los
ejemplos
más
importantes
de
la
sofisticación
de
los
sistemas
nervioso
e
inmune
en
vertebrados.
La
formación
de
la
sinapsis
inmunológica,
a
diferencia
de
la
sinapsis
neuronal,
es
un
proceso
transitorio.
La
formación
de
la
sinapsis
inmunológica
incluye
varias
etapas
secuenciales.
En
primer
lugar,
se
produce
la
exploración
por
parte
del
linfocito
T
de
la
membrana
de
la
célula
presentadora
de
antígeno
(APC)
que
implica
a
determinadas
moléculas
de
adhesión
como
la
integrina
LFA--1
y
sus
ligandos
ICAM--1,
e
ICAM--3;
esta
etapa
es
independiente
de
antígeno.
En
segundo
lugar,
cuando
el
receptor
de
los
linfocitos
T
(TCR)
reconoce
al
antígeno
presentado
por
las
moléculas
MHC
de
la
APC,
se
inducen
señales
activadoras
y
se
produce
la
segregación
de
los
SMACs
(Complejos
Supra--
moleculares
de
Activación).
Por
último,
se
lleva
a
cabo
la
secreción
polarizada
guiada
por
la
translocación
del
centro
organizador
de
microtúbulos
(MTOC)
(34--
37).
Las
moléculas
implicadas
en
la
formación
de
la
sinapsis
inmunológica
se
reorganizan
espacial
y
temporalmente
en
la
célula
T
formando
una
plataforma
especializada
en
la
zona
de
la
célula
T
que
está
en
contacto
estrecho
con
la
APC
y
que
permite
el
diálogo
celular.
Este
reconocimiento
específico
conlleva
que
se
establezcan
de
múltiples
interacciones
concertadas
entre
parejas
de
receptores
de
superficie
en
ambas
células.
Una
observación
detallada
al
microscopio
de
la
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