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LA
CIENCIA
EN
ESPAÑA….
necesarios
para
investigar
de
forma
independiente"
,
"se
ha
puesto
tanto
énfasis
en
el
contrato
de
acceso
que
nos
hemos
olvidado
de
garantizar
que
con
él
se
pueda
investigar".
Desde
la
perspectiva
de
muchos
jóvenes
investigadores,
que
han
acogido
muy
favorablemente
la
transformación
de
las
becas
en
contratos
predoctorales,
el
modelo
de
contratación
no
es
adecuado.
Según
Fran
Terán,
miembro
de
la
plataforma
“Investigación
Digna”, "el
nuevo
contrato
de
acceso
a
la
Ciencia
va
a
quedar
como
un
contrato
por
obra
y
servicio
de
cinco
años,
pero
no
servirá
para
estabilizar
investigadores
y
menos
aún
para
atraer
talento
extranjero".
Este
colectivo
reivindica
un
contrato
estable
que
esté
sujeto
a
evaluaciones
periódicas
y
debería
suponer
un
contrato
temporal
de
cinco
años
de
duración
con
una
evaluación
final
que,
de
ser
superada,
garantizase
la
estabilización
del
investigador
aunque
éste
permanezca
sujeto
a
evaluaciones
periódicas.
Este
contrato
estable
es
para
ellos
similar
al
denominado
en
el
mundo
académico
anglosajón
tenure
track,
por
el
que
se
consigue
un
puesto
permanente
en
una
Universidad
sin
que,
salvo
por
justa
causa,
pueda
darse
por
terminada
esta
situación.
Lo
que
parecen
no
tener
en
cuenta
los
que
así
opinan
es
que
un
tenure
track
suele
darse
a
profesores
“senior”
como
son
los
“Professors”
y
“Associate
Professors”,
mientras
que
los
profesores
“junior”,
como
los
“Assistant
Professors”,
no
la
alcanzan
a
no
ser
que
posean
un
curriculum
muy
notable,
especialmente
como
investigadores,
en
un
periodo
de
tiempo
limitado.
En
este
caso,
el
paso
a
la
posición
de
tenure
track
pretende
que
quede
garantizado
el
que
estos
jóvenes
investigadores
puedan
desarrollar
libremente
sus
ideas
originales.
Otros
títulos
como
el
de
“Lecturer”,
que
no
están
limitados
en
el
tiempo,
se
sitúan
fuera
del
tenure
track.
Según
el
Senador
Jordi
Guillot
Miravet,
de
Iniciativa
per
Catalunya
Verds,
la
ley
"sigue
manteniendo
el
factor
de
la
precariedad
en
lo
que
se
refiere
a
la
contratación,
el
acceso
y
la
permanencia
en
el
mundo
laboral
de
los
investigadores",
"sigue
el
interrogante
sobre
el
contrato
de
acceso,
que
no
permite
realmente
dar
estabilidad,
afianzar,
captar,
y
fidelizar
a
los
investigadores",
"reduce
las
garantías
que
fija
la
normativa
vigente,
como,
por
ejemplo,
la
figura
de
los
Ramón
y
Cajal
(RyC),
que
es
la
más
parecida
que
ha
habido
en
España
a
un
tenure
track”.
No
olvidemos
que
dicha
figura
tuvo
desde
el
principio
como
talón
de
Aquiles
el
compromiso
de
los
centros
de
convocar
plazas
estables,
lo
que
determinó
un
parón
en
la
incorporación
de
los
RyC
al
poco
tiempo
de
su
implantación.
En
resumen,
muchos
jóvenes
investigadores,
que
en
justicia
son
los
responsables
de
buena
parte
de
la
productividad
científica
de
este
país,
rechazan
la
probable
concatenación
de
contratos
temporales
hasta
el
final
de
su
carrera.
En
su
opinión,
rebatida
por
la
Ministra
Garmendia
el
7
de
abril
pasado
en
un
artículo
del
5