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M.
C.
AVENDAÑO
6.
DIVULGACIÓN
DE
LA
CIENCIA
En
otro
orden
de
cosas,
el
texto
de
la
Ley
recoge
en
su
preámbulo
que
"la
Ley
impone
a
las
Administraciones
Públicas
el
deber
de
fomentar
las
actividades
conducentes
a
la
mejora
de
la
cultura
científica”,
entendida
como
una
"cultura
moderna,
que
quiere
regirse
por
la
razón
y
el
pensamiento
crítico
en
la
elección
de
sus
objetivos
y
en
su
toma
de
decisiones".
La
novedad
cultural
más
importante
de
los
últimos
25
años,
promovida
en
gran
medida
por
los
enormes
cambios
producidos
en
el
acceso
a
la
información,
es
la
mayor
presencia
que
ha
adquirido
la
ciencia
en
los
ciudadanos,
que
quieren
entender
la
vida
a
través
de
los
conocimientos
científicos.
Sin
embargo,
el
afán
por
conocer
no
parece
ir
en
paralelo
al
reconocimiento
de
que
la
creatividad
científica
es
necesaria.
Nos
dice
Sócrates
que
“sólo
hay
un
bien:
el
conocimiento,
y
sólo
hay
un
mal:
la
ignorancia”,
y
Schopenhauer
que
“cuanto
más
vulgar
e
ignorante
es
el
hombre,
menos
enigmático
le
parece
el
mundo,
porque
lo
que
existe
le
parece
que
se
explica
por
sí
solo".
Normalmente,
el
científico
vive
recluido
en
su
mundo
particular,
y
considera
poco
a
sus
colegas
que
opinan
sobre
temas
de
interés
general.
En
El
Reino
Unido
y
en
Estados
Unidos
hay
una
mayor
tradición
en
la
divulgación
de
la
ciencia
y
de
los
resultados
de
la
investigación
y,
de
hecho,
algunos
autores
han
adquirido
por
esta
vía
protagonismo
y
prestigio.
Creemos
que
la
divulgación
de
la
ciencia
y
de
los
resultados
de
la
investigación
no
debe
estar
circunscrita
a
las
enseñanzas
universitarias
y
debe
romperse
el
tradicional
aislacionismo
de
la
comunidad
científica.
Así
lo
entiende
el
Instituto
de
España,
al
programar
dentro
de
sus
actividades
diversos
cursos
con
este
objetivo.
El
artículo
38
de
la
Ley
se
refiere
a
la
actividad
de
los
investigadores
en
materia
de
educación,
formación
y
divulgación
científica
en
la
universidad,
en
los
medios
de
comunicación
y
en
los
museos.
Sin
embargo,
como
bien
ha
señalado
el
actual
director
del
Museo
Nacional
de
Ciencia
y
Tecnología
Ramón
Núñez
Centella,
que
no
en
vano
es
hijo,
nieto
y
bisnieto
de
maestros,
la
cultura
científica
implica
actitudes
como
la
curiosidad,
la
racionalidad,
el
espíritu
crítico
y
la
constancia,
que
deben
infundirse
desde
la
escuela,
y
para
estos
cambios
necesitamos
maestros
que
despierten
en
los
niños
estas
actitudes
a
través
de
distintas
experiencias.
Uno
de
los
grandes
descubrimientos
del
psicopedagogo
Jean
Piaget
fue
que
el
pensamiento
sólo
se
desarrolla
mediante
estímulos
socioculturales
y,
aunque
el
proceso
de
aprendizaje
parezca
inconsciente
y
pasivo,
éste
se
configura
por
la
información
que
se
aprende
de
un
modo
activo.
En
esta
dirección
apuntó
un
simposio
celebrado
el
pasado
9
de
marzo
en
Madrid
en
el
que
la
COSCE
presentó
el
“Informe
ENCIENDE”
(Enseñanza
de
las
Ciencias
en
la
Didáctica
Escolar
para
edades
tempranas
en
España).
En
este
Informe
se
propone
un
replanteamiento
de
8