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JUAN-RAMÓN LACADENA CALERO AN. R. ACAD. NAC. FARM.
la Columbia University, cayendo en la cuenta de que la GFP podía ser
de gran utilidad en sus estudios con el nematodo Caenorhabditis ele-
gans que había iniciado en su estancia postdoctoral en el laboratorio
de Sydney Brenner, premio Nobel en Fisiología o Medicina 2002. La
idea de Chalfie era conectar el gen de la GFP con genes reguladores o
con genes que codifican para otras proteínas. Para ello utilizó el gen
gfp aislado en 1992 por Prasher y colaboradores (25) y al clonarlo en
Escherichia coli le permitió demostrar que la GFP no necesitaba de otras
proteínas para producir el cromóforo. Posteriormente, Chalfie y colab-
oradores (26, 27) lograron unir el gen de la GFP al promotor de un gen
que es activo en seis neuronas de receptores de contacto de C. elegans.
Lo importante es que, cuando el gen de la GFP se une al de otra pro-
teína que se quiere estudiar en algún organismo, dicha proteína no
pierde su actividad normal a la vez que la GFP mantiene su fluorescen-
cia, de manera que se puede seguir la localización, movimiento e in-
teracciones de la proteína dentro del organismo mediante moni-
torización con el microscopio.
A partir de aquí es cuando entra en escena el Dr. Tsien cuyo méri-
to indudable ha sido el de ampliar la “paleta de colores” disponible
para el investigador mejorando, además, la intensidad y duración de
su brillo. Tsien y colaboradores (28) estudiaron cómo la formación del
cromóforo fluorescente en la GFP ocurre postraduccionalmente con el
oxígeno molecular como único factor auxiliar. Asimismo, manipulan-
do el ADN del gen GFP, el grupo de Tsien obtuvo nuevas variantes de
de GFP que aumentaban la intensidad del brillo y producían la apari-
ción de nuevos colores (azul, amarillo, etc.) (29-31), destacando tam-
bién sus importantes contribuciones para lograr el desarrollo de vari-
antes de las proteínas fluorescentes rojas a partir de la “proteína
fluorescente DsRed” procedente del coral Discosoma (32). (Para revi-
siones sobre el trabajo de Tsien y colaboradores ver 33-35). Como decía
un comentarista de la institución Nobel, “46 años después de que
Shimamura publicara su trabajo sobre la GFP, hay un caleidoscopio
de proteínas “GFP-like” que brillan con todos los colores del arco iris”.
Como señalaba la nota de prensa de la Real Academia Sueca de
Ciencias, “los investigadores pueden analizar el daño de las células
nerviosas en la enfermedad de Alzheimer o cómo se originan las célu-
las beta productoras de insulina en el páncreas durante el desarrollo
del embrión o las células nerviosas del cerebro”. Aplicaciones espec-
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